jueves, 18 de noviembre de 2010

los ojos nos delatan

El lenguaje de los ojos es más fácil de apreciar en los niños, pues los adultos han aprendido a hacer los movimientos más sofisticados, disimulados, e incluso a falsificarlos.

Cuando tratamos de recordar algo, nuestros ojos se mueven en función del tipo de información a buscar.
  • Mirarán a la izquierda cuando intentemos buscar algo de entre los recuerdos del pasado.
  • Mirarán hacia la derecha cuando intentemos inventar algo, también cuando busquemos construir un falso recuerdo.
  • Mirarán hacia arriba cuando la información buscada en la memoria sea de tipo visual.
  • Las pupilas se mantendrán en el centro de la vertical cuando el tipo de información sea auditiva.
  • Mirarán hacia abajo cuando el tipo de información sea kinestésica, por ejemplo un diálogo interno (abajo y a la izquierda) o experimentación de sensaciones (abajo y a la derecha).

Pero estas posiciones pueden indicar más cosas en función del contexto.
  • En medio de una conversación, mirar hacia abajo indica no creer lo que se escucha, pero también es una muestra de sumisión y cooperación.
  • Mirar hacia arriba implica tomadura de pelo, desprecio.
  • Mirar hacia los lados es una muestra de desinteres, prisa, rechazo.
Y en cualquiera de los casos, la mirada puede indicar maquinaciones propias o un tipo de atención centrada en un aspecto concreto, dirigida en función del tipo de información de la lista previa. En teoría esto sirve de poco si no fuera porque a la hora de la verdad hay muchos más gestos a parte de los que se realizan con los ojos.

    Para atraer la atención de otra persona nuestras cejas realizan un rápido y ligero movimiento ascendente y descendente. El contacto ocular usual no debe durar más de 3 segundos, si se prolonga se interpreta como signo de hostilidad o deseo, incómodo en la mayor parte de los casos.

    En cuanto a la mentira, relacionada con desviar los ojos a la derecha para construir las falacias, existen otros indicios visuales como rehuir la mirada fugazmente, apartarla y volver a fijarla; y un aumento de los parpadeos, tanto en frecuencia como en el tiempo que el ojo permanece cerrado.

    De todas formas, todo esto, sobre todo en los adultos, no es una ley matemática que se pueda seguir a rajatabla.
    No cuesta nada inventar forzando a nuestros ojos a mirar a la izquierda, como si recordásemos, ni hacerlo de forma natural cuando es una mentira asimilada, autoimplantada con la vehemencia de querer salirnos con la nuestra al margen de todo, de modo que la hemos almacenado tan intensamente que no es necesario inventarla ni construirla.

    De forma natural, supuestamente escucharemos música con los ojos en el centro de la vertical, e imaginaremos las imágenes de un cuento mirando hacia arriba, pero también podemos mirar hacia abajo si nos lo proponemos. Aunque si miramos hacia abajo estaremos diciendo al que nos narra el cuento que no le estamos escuchando, y nos encontramos sumergidos en nuestros propios pensamientos.
    Cierto profesor me llamaba la atención regularmente acusándome de estar haciendo "submarinismo" cuando él pensaba que no le estaba prestando atención ¿Cómo lo sabía? ¿porque bajaba los ojos, o porque miraba al infinito?
    Como kinestésico que soy, siempre me ha costado mantener la atención en las clases no participativas, donde el profesor habla solo demasiado tiempo, de modo que solía abstraerme y pensar en mis cosas.

    Por otro lado, al escuchar música podemos estar imaginando una historia, al escuchar a Mozart yo me imagino un jinete cabalgando por el bosque que llega a una emperifollada corte de exquisitos maricondes y maricondesas... ¿hacia dónde están mirando mis ojos?

    Además, la timidez, o la consciencia de estar siendo analizado puede llevarnos a extremos de mutismo o de expresividad contranatural, exteriorizando gestos contrarios, que no muestran lo que pensamos sino lo que tememos que sea interpretado por nuestro presunto analizador, o lo que queremos que vea.


    En fín, que los adultos no son de fiar, tienen un montón de poses ensayadas que utilizan para neutralizar las naturales.

    En la primera parte de éste vídeo  se muestran muy bien las posiciones de la mirada en la invención, el recuerdo, la experimentación de sensaciones y el diálogo interno.

    7 comentarios:

    Anónimo dijo...

    Qué interesante, yo lo único que interpreto perfectamente es una mirada triste, los ojos tristes creo que son difíciles de disimular pero no sabía nada del resto, aunque tenía una profesora que nos decía que para mostrar seguridad miráramos siempre al otro al punto medio entre sus ojos, creo que venía a cuento de comportamientos en una entrevista de trabajo, ni me acuerdo ya, me pareció una chorrada monumental seguramente porque nunca he hecho una entrevista de trabajo.

    Herel dijo...

    Eso lo había oído. El tema es que para la gente tímida, que le cueste mantener la mirada con su interlocutor, ese truco consiste en mirarle al entrecejo en lugar de a los ojos. De ese modo no le estamos mirando a los ojos, pero desde el punto de vista del otro, no hay ninguna diferencia.

    Anónimo dijo...

    Por eso el test de Rorschas es tan bueno, porque el adulto se encuentra totalmente desconcertado ante que tipo de respuesta dar -salvo que sea psicólogo y se haya leído los tres tochos de interpretación del test-. Hagas lo que hagas y digas lo que digas, el psicologo te tiene cogido por los huevos xD

    Anónimo dijo...

    Respecto a lo del contacto ocular de más de 3 segundos, es cierto. Ojalá lo hubiera descubierto cuando era jovencillo y soltero, que no me comía una rosca. En realidad es la forma más sencilla de ligar: mientras estás teniendo una conversación de cualquier tema, clavas tu mirada en la víctima y se genera una tensión sexual que ni compromete ni pone en situación embarazosa al interlocutor, con lo que, si le interesa, te sigue el juego, y si no, deja de mirarte disimuladamente, y tú haces lo propio -salvo que seas un baboso, claro, aunque esos suelen usar técnicas menos refinadas ;D

    Herel dijo...

    Hmmm... yo no creo en fórmulas mágicas para concluir algo a partir de tests, la psicología es estadística, probabilística, y te-digo-lo-que-mismo-que-me-has-contado-y-ya-sabías-pero-con-otras-palabrasística.

    Herel dijo...

    A mí me pasaba lo contrario, desde pequeño mantenía demasiado tiempo la mirada. Pero si eso no va acompañado de dotes de conversación, tiene efectos contraproducentes.

    Herel dijo...

    (con desconocidos digo)