jueves, 30 de noviembre de 2006

en diferido

Ayer me enteré de que Hideto Matsumoto, ex-miembro del disuelto grupo X-Japan, que en estos momentos ilustra mi avatar, murió en el 98 -suicidio o accidente. Me enteré de forma tan casual y azarosa como hace unos pocos meses supe de X-Japan.
X-Japan es un grupo atípico, ya que el componente más carismático no es el cantante, quien suele acaparar todo el protagonismo comiéndose al resto de los músicos, sino - a mi entender- el orgásmico batería-pianista Yoshiki y el guitarrista fallecido Hideto o HIDE.

Me ha dado por pensar que no vivo el presente, sino en diferido con mi tiempo. Hay muchas cosas contemporáneas a alguna parte de mi vida por las que me da por interesarme cuando han pasado de moda, cuando han sido desplazadas. En el tema musical, podría poner como ejemplo claro a Héroes del Silencio, a los que tuve siempre delante de las narices, ignorándolos como el ruido de los coches, pero me empezaron a gustar cuando ya se habían disuelto; Information Society, de quien tuve noticias en el 95, cuando el teckno electrónico estaba en decadencia; Nino Bravo (bueno, éste murió en un accidente de tráfico antes de que yo naciera); a Serrat le pillé aún sacando discos, pero discos que no me calaron, me quedé con el Serrat trovador de una época pasada.

Son innumerables las cosas que no me impresionan cuando forman parte de lo normal, de la actualidad. Y en cambio, desde una visión retrospectiva se me vuelven singulares y exóticas. Otras veces es por puro desconocimiento, por no meter la cabeza entre las multitudes, quizá por mi leve agarrofobia, no me gusta estar en medio de la masa y suelo apartarme hasta una posición más personal, que pueda sentir como mía.

Pero no deja de preocuparme el hecho de llegar tarde a todo. Cuando me independicé prescindí de la televisión, y duré un año sin ella. No la echaba de menos salvo por una cosa: cuando la gente hablaba sobre programas o cosas de la tele yo no sabía de qué hablaban, de modo que terminé comprándome una tele pequeñita para al menos vivir en mi presente y estar al corriente de lo que la mayor parte de la sociedad con la que convivo ve. No me gusta vivir en una nube ajeno a lo que ocurre, ni a lo que la gente piensa, gusta, y es "invitada" a pensar. Aunque la vida sería más liviana.

Videos:
Information Society, Think
Information Society, What's on your mind
Information Society, How Long
Nino Bravo, Cartas Amarillas + Esa será mi casa...
Nino Bravo, Noelia
Serrat, Mediterráneo
Héroes del Silencio, Entre dos Tierras
X-Japan, Kurenai 1997
X-Japan, Kurenai 1993
Parodia de X-Japan

martes, 28 de noviembre de 2006

lunes, 27 de noviembre de 2006

el primer chino de mi barrio

Cogieron un local bastante grande, y lo atendía un matrimonio (supongo). Ella muy seria y él todo lo contrario, parecía el arquetípico comerciante chino presto a atender solícito con una gran sonrisa.
Por aquella época les compraba bastante y casi siempre lo mismo, iba allí a por la "cena", que consistía en un paquete de tabaco y una lata fría de cocacola, y ocasionalmente patatas fritas.
Acababan de llegar y hablaban muy mal el español, pero como buenos comerciantes, se habían aprendido el nombre de todo lo que vendían, y mientras te ajustases a decir nombres de productos no había problemas de entendimiento, aunque a veces tenías que señalar.

Recuerdo una vez que se me antojaron unas patatas de esas que vienen en un tubo, cuyo nombre no recordaba, y se lo traté de describir al chino... que no me comprendía, hasta que con una sonrisa y un gesto de "¡ya lo tengo!" se agachó bajo el mostrador y sacó una litrona... No, no jajaja.

Estaban abiertos de contínuo desde las 10 de la mañana hasta las 2 de la madrugada, y yo por esa época era bastante nocturno pues estaba con el fín de carrera. El chino ya me conocía y si les pillaba cerrando me invitaba a pasar con una sonrisa. Pero un día dejé de ir a comprarles. Le fuí a comprar un paquete de tabaco cuando ya había comprado otro por la mañana, y el chino me dijo ya sin la sonrisa: "fumas demasiado".
Y aunque le agradecí la preocupación, no pude volver ahí, de alguna forma me daba vergüenza.

A los pocos meses un tipo se bajó de un coche, entró en la tienda y le mató... según cuentan. Se rumoreaba en el barrio que había sido la mafia china, quién sabe por qué, ¿por una deuda o un impuesto mafioso sin pagar?
Pasé por ahí al poco del suceso y la tienda estaba llena de chinos vestidos de negro, serían familiares haciendo luto... y haciendo compañía a la viuda mientras la tienda seguía abierta por si volvían los matones - imaginé. Supongo que no se pueden permitir el lujo de cerrar y perder ventas por nada del mundo. Luego llegaron los que en teoría eran sus dos hijos, y entre la mujer y ellos siguieron con el negocio.

Me dió muchísima pena cuando me enteré del suceso. Y cuando veo esa tienda a veces me acuerdo de aquel chino, aunque habrán pasado ya unos cuatro años. Es muy fuerte cuando alguien desaparece de esa forma. Hoy está ahí atendiendo su negocio oficiosamente, y mañana ya no existe en el mundo. ¿Sabría que iba a morir?

1963

Enero de 1963.
Johnny vino a casa con un regalo para mí.
-Lo he comprado para tí, porque te quiero. Y lo he comprado para tí porque, además, es tu cumpleaños.
Qué detalle acordarse. Solía pensar en él, él pensaba en mí.
Me dijo "cierra los ojos", "será una gran sorpresa".
En sus ojos había lágrimas... nunca quiso hacerme daño.
¡Johnny! aparta esa pistola. Sé que las cosas han cambiado, pero no me hagas esto...
Banda sonora: 1963, New Order
It was january, 1963
When johnny came home with a gift for me
He said I bought it for you because I love you
And I bought it for you because its your birthday, too
He was so very nice, he was so very kind
To think of me at this point in time
I used to think of him, he used think of me
He told me to close my eyes
My gift would be a great surprise
I saw tears were in his eyes
He never meant to hurt me
Oh, god, johnny, dont point that gun at me
Theres so many ways our lives have changed
But please, I beg, dont do this to me
Johnny, dont point that gun at me
Can I save my life at any price?
For gods sake wont you listen to me?...

sábado, 25 de noviembre de 2006

estás borracho

-Creo que te has tomado demasiadas cervezas.
-¿YO? QUÉ VA.
-Estás hablando demasiado alto, anda baja el tono.
-¡NO ME DIGAS QUE NO TENGO RAZÓN EN LO DE X...
-Sí, si estoy de acuerdo contigo en lo que dices, pero estás gritando.
-NO ESTOY BORRACHO, MIRA... -(simula que anda por una línea recta en equilibrio, como si yo fuese un guardia civil haciéndole una prueba de alcoholemia) - BLABLABLA.
-Ya pero...
-BLABLABLA
-Pero...
-BLABLABLA

Estás borracho porque te estoy oliendo; porque lo veo en tu mirada (no estás sereno); porque hablas gritando; porque lo niegas rotundamente con gallitos al hablar; porque no sueltas el tema con el que estás revolucionado;... y porque no me dejas hablar.

viernes, 24 de noviembre de 2006

générateur

Historia gráfica basada en el generador de escenas visto en el blog de Cazador-Recolector (en français).


  1. Un dragón rabioso espanta a un personaje sobre una nube.
  2. Un vikingo luminiscente golpea a un espadachín en un bosque nevado.
  3. Una funambulista infame observa a un camaleón en un asilo.
Técnica pictórica: bolígrafo sobre libreta.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

un grano de arena

...nos explicó que basta un pequeño grano de arena para estropear la máquina implacable,
y yo soñaba ser ese grano de arena...
Maurice Vidalin

martes, 21 de noviembre de 2006

los seis magníficos

Las calles estaban desiertas, pero en medio de la oscuridad se distinguían las facciones de los cuatro: James, Jim, Jhon y Jack... perdón, de los cinco: Jason era negro y apenas se le veía.

Entraron en el bar y el camarero les observó desde el otro lado de la barra, a los cuatro: a James, a Jhon, a Jack y a Jason... perdón, a los cinco: Jim era muy bajito y quedaba bajo la barra.

Entoncés entró el forastero y de un rápido vistazo contó a los seis: a James, a Jim, a Jhon, a Jack, a Jason y a James... perdón, a los cinco: James era tan rápido que antes de que el forastero hubiera terminado de mover los ojos ya se había recolocado en el otro extremo del salón ocupando a la vez el número uno y el número seis de la cuenta.

El forastero acercó la mano a su revólver, y los cuatro salieron corriendo por la puerta de atrás: James, Jim, Jack y James... perdón, los cinco: Jhon era tan chulo que salió por la puerta principal para posteriormente reunirse con sus compañeros.

Robaron unos caballos y se lanzaron a galopar por la pradera, los cuatro: James, Jim, Jhon y Jason... perdón, los cinco: Jack no sabía montar e iba de paquete detrás de Jhon.

Pero el sherif y sus hombres habían salido en su persecución y pronto les dieron caza. Acabaron todos en prisión, los cinco: James, Jim, Jhon, Jack y Jason... perdón, los seis: soy tan humilde que nunca me cuento.

lunes, 20 de noviembre de 2006

autopista de foto

Volviendo por la A3 a Madrid, anocheciendo; un ocaso rojo, violánceo y anaranjado a la derecha en el horizonte, nubes de visera que separaban los últimos hálitos de luz de un firmamento morado y limpio. Más nubes que parecían platillos volantes salpicando el cielo, algunas de azul oscuro al contraluz, otras de tonos morados hacia el Este contra la parte de cielo que ya estaba en noche. Parecía boinas volantes. Y una autopista despejada por la que el coche fluía... hasta llegar a Arganda, que empezó a escupir vehículos desde una incorporación. Y hasta Rivas que volvió a chupar gran parte del tráfico. Entrada limpia a Madrid, ni coches en la lejanía, qué raro, y es que...

¡Estaba to'quisqui en la M-30!, ya incorporándome, en cuanto tuve visibilidad de la vaguada por la que discurre la circunvalación ví el infierno de coches con las luces traseras al rojo vivo: completamente detenidos. Tomaaa yaaa. ¡Arghhh!, y ahora no puedo dar marcha atrás.
Me incorporé, avancé tres puestos, y me volví a salir por la misma que había entrado y que mismamente servía de salida hacia Conde de Casal, como pude descubrir leyendo el cartel.
Y llegué estupendamente a casa callejeando y tuneleando.
Colorín colorado. Es lo más emocionante que me ha ocurrido hoy, a parte de otra cosa que no voy a contar por discrección profesional.

Por cierto, que en la A-6 también se da este extraño fenómeno: Villalba escupe coches, y las Rozas y Majadahonda los absorven de nuevo para dejar una entrada a Madrid limpia (salvo a ciertas horas de la mañana)
Casi todas las carreteras tienen una ciudad tope que absorve la mayor parte del tráfico, saliendo o lo vierte, entrando. En la propia M-30 (en su etapa de vida antes de las obras, antes de convertirse en la R-30 [rallye 30]) o en la M-40, también se dan estos ciclos, pero corresponden más a salidas y entradas. Te aproximas a la salida hacia Zaragoza y de pronto desaparecen muchos coches, pero un poco más adelante, está la incorporación desde Zaragoza que vuelve a escupir los coches que habían desaparecido. Luego llega Valencia, salida, la autopista se queda significativamente más holgada, y pasados un par de kilómetros, incorporación masiva de nuevo.

(reconstrucción-robot cromática de los hechos)

domingo, 19 de noviembre de 2006

el Rastro

Hoy he madrugado, y sin sacrificio, es una de esas extrañas veces que no te apetece dormir más, pese a que podrías, porque es Domingo.
No sabía qué hora, abro la persiana y las farolas están encendidas, está oscuro. Pero el cielo empezaba a clarear todo lo que podía, pues estaba nublado. Eran las 7:30. Bueno, ¿qué hago? Un poco de ejercicio y barrer.

Llegué al rastro a las 9:30, las nubes se disipaban mostrando un cielo azul, había muy poca gente y me extrañó, porque hacía mucho que no iba y lo recordaba como una marea humana. Algunos puestos no estaban ni montados, pese a que a las 12:30 ya se está disolviendo.
Me lo recorrí de arriba a abajo. Me hacen mucha gracia las "matriarcas" gitanas éstas tan voluminosas apoltronadas en su taburete comprimido desde el que controlan la tienda y a sus hijos, más ágiles, sin levantar el culo: "pantalones de marca"... "abotona las camisas", y los vendedores más gritones que se escuchan en la lejanía "¡A un euro!"... " ¡Venga sin miedo!".
Y los puestos de antigüedades, revistas viejas principalmente con grandes tetas de los años 70 descoloridas en la portada, "porno bizarre"; o piezas de metal: figuras, llaves... pomos, candelabros, objetos de seguro de casas antiguas abandonadas desvalijadas.

Y muchísima policía había, estaban reunidos en grandes grupos al principio formando corrillos de cháchara; en un momento alguien dijo "¿Empezamos?" y empezaron la ronda de ir puesto por puesto comprobando las licencias, y decomisando la mercancía de los ilegales. Y es que hay algunos que intentan hacerse un hueco, que intentan vender más o menos clandestinamente, como una señora en una furgoneta que disimulaba haciendo como que esperaba o que pertenecía al puesto de en frente, pero a la que venía alguien alzaba una chaqueta de cuero que rápidamente volvía a depositar sobre su regazo. Y otra que no sé lo que vendía pero se marchaba llamando ladrones a los policías, pues debían de haberle desmantelado el puesto.
Supongo que ésta regulación disminuirá el número de timos que alguna vez hemos oído sobre el rastro: ese que se compra un ordenador buenísimo tirado de precio, y al llegar a su casa se encuentra que le han vendido una carcasa llena de piedras.
No estaban los puestos de cintas o juegos piratas en la plaza de Cascorro en los que alguna vez compré de pequeño, en la época de los 8 bits. Elegías un disquete (tenía un Amstrad CPC) y te copiaban los juegos que cupieran, de una enorme lista escrita a máquina donde venían los "kas" que ocupaba cada uno para que te pudieras hacer las cuentas de lo que te cabía en un disquete; a un precio muy pequeño. Ahora ese lugar lo ocupan puestos de DVD de apariencia legal, nada de las viejas carátulas fotocopiadas en blanco y negro. Claro que, al día de hoy es fácil y barato reproducir carátulas en color y encefalonar los estuches.

Me gustaron los calcetines de colores; alguna chaqueta que no me atreví a comprar porque pienso que debe de ser de muy mala calidad (como la ropa de H&M, no he vuelto a comprar desde que en el probador se me deshicieron dos pasadores de cinturón de unos pantalones... "¿te llevas alguno?"... "hmm, no"); un jersey ceñido en la cintura de colorines; y sobre todo los cuchillos, me detuve bastante en los puestos de "navajería".
Lo bueno de detenerte un rato en el mismo lugar es que escuchas a los entendidos que se acercan, e imaginas la de "jinchos" que comparán ahí sus armas blancas. Me compré un cuchillo plegable como útil para el trekking. Busqué espadas medievales -tengo capricho de una-, pero sólo había katanas japonesas, a 30€ las medianas. Teniendo en cuenta que una espada decente puede costar 300 € (según el señor Fran Kapilla) supuse que serían más bien de juguete, vamos que se descuajaringaría la hoja del mango antes que un tronco de bambú a cortar.
Y también me compré una linterna magnética, esto es: que funciona sin pilas, se recarga agitándola. Y alumbra bastante como pude comprobar posteriormente en el cuarto de baño de casa, me va a venir de miedo para la sierra.
A las 10:30 ya estaba aquello a tope y llegaban más riadas de gente, y yo ya volvía, con la linterna y el cuchillo-sierra.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Orsa (parte 3)

Capítulo 3. La Trampa
-¡Orsa!
-¡Jai!
Cuando notó que ella ya estaba donde siempre, se adentró a la zona neutra para dejarla algo de comida. Pero entonces ocurrió: la oscuridad lo invadió; algo se había deslizado bloqueando el paso que había dejado atrás. A fuerza de costumbre, había bajado la guardia y no se percató del nuevo mecanismo instalado.

Intentó encender la linterna, pero alguien se la quitó de las manos; le agarraron con violencia de los pies y le arrastraron hacia el interior.
Allí escuchó muchas respiraciones, eran varios brazos contra los que luchaba a ciegas, chillando, retorciéndose y dando patadas. Hasta que no pudo más presa del agotamiento. Escuchaba cómo dialogaban entre ellos, coléricamente, parecían discutir.
Alguien le levantó del suelo con firmeza y echó a correr cargando con él. Aunque no veía nada, sentía los impactos de cada zancada, y los ahullidos de las demás criaturas que corrían al lado de su porteador.

Y de pronto, una sensación de caída al vacío. Efectivamente, estaban cayendo en picado hacia abajo. Sentía la acelaración en todo su cuerpo y el rozamiento de una atmósfera áspera sobre su piel. El porteador no se movía, y él tampoco pues estaba bien apresado.
El tiempo se hizo eterno, parecían encontrarse sobre un ascensor flotante que aceleraba y desaceleraba cada dos por tres. Tan pronto se le subía la sangre a la cabeza como se le bajaba a los pies. Ya no sabía si estaba subiendo o bajando, ni si estaba bocarriba o bocabajo, sólo sabía que se estaba moviendo a gran velocidad.

Por fín suelo firme, la criatura que cargaba con él gritó dolorida, impactó con fuerza sobre una superficie para posteriormente rebotar, girar 180 grados, y caer sobre otra. Notó cómo su cuerpo se arqueaba y retumbaba, pero el de Jai no llegó a sufrir el menor daño.
El porteador permaneció unos segundos recuperando el aliento, empezó a respirar con intensidad, como si hubiera estado aguantando la respiración durante demasiado tiempo debajo del agua y por fín volviera a la superficie. Y entonces... aquella criatura dejó de hacer ruido al respirar, se volvió completamente silenciosa.
Habló con alguien, y su voz había cambiado respecto a las formas que había escuchado arriba, ahora era más clara y vocálica. Dijo algo de "jaji" a su interlocutor, a lo que el otro le respondió algo de "rim". Las dos únicas palabras que Jai reconoció claramente.

De nuevo a la carrera, con fuertes zancadas, saltando, quebrando, subiendo, bajando por un laberinto de túneles que Jai no podía ver pero que imaginaba. Allí no había ni un ápice de luz. Por otra parte, hacía mucho frío, y quizá eso le impedía percibir con claridad los olores.
Pero escuchaba voces, en su viaje se cruzaban con más criaturas, y todas decían algo que se perdía en la distancia, pues el corredor no se detenía.

Finalmente fue encerrado en una pequeña jaula que presentía se hallaba en una cavidad de gran tamaño. Los ligeros sonidos de movimiento reverberaban, había como tres o cuatro presencias deambulando por allí sin rumbo definido, iban y venían, se alejaban, se acercaban. Serían vigilantes.
Escuchó cómo alguien se había acercado y olfateaba; le hubiese gustado meterle un puñetazo, pero no atinaría en la oscuridad a encajar la trayectoria a través de los barrotes de la jaula. Su angustia crecía, se veía perdido y empezaba a descartar la posibilidad de vivir... pero tampoco iba a dejarse matar.
Su mochila se quedó a la entrada de la cueva, la linterna fue requisada en la superficie, y el resto de los objetos que portaba arrancados justo antes de ser arrojado a la celda, cuando alguién le manoseó sacando la cámara de fotos, un cuchillo, y llaves.
Exploró con las manos el pequeño recinto sin encontrar nada más que roca compacta y barrotes de metal rugoso. Se acurrucó para soportar mejor el frío. Pese al tiempo que llevaba ahí no conseguía ver más que oscuridad y manchas proyectadas por su cerebro. Hasta la visión nocturna requiere un mínimo de luz.

Intentó hablar con ellos, pronunciando palabras sueltas que había aprendido de Orsa.
-Jaji, Rim, Nokua, Iya, Zana.
-...
Una criatura que rondaba cerca le respondió una retaíla incomprensible.
-Oye tú, sácame de aquí. ¡Quiero salir! - grito Jai en castellano, por pura desesperación aunque sabía que no le entenderían.
-"¡Ola! buenos días".
¿Qué? ¿había escuchado bien? La criaturá recitó aquella frase en su idioma. Intentó conversar, pero al cabo de un rato descubrió que la criatura realmente no hablaba castellano, ni si quiera respondía coherentemente; símplemente recitaba como un loro frases que había escuchado y cuya fonética había aprendido de memoria: "Son laseis delatarde, una ora menosen canarias"... "Sikiere disfrutar dunas vakaziones enún lugar privilegiado visite costagolf"... "Éste es subanco"...
La criatura se reía, parecía divertirse mucho imitando a los humanos. Seguramente escuchaban emisoras de radio de la superficie y de ahí habían aprendido. Era inútil cualquier intento de comunicación seria, pero continuó dándole coba al cavernícola pues así al menos la estancia se hacía menos penosa. Y quizá hasta le llegara a coger cariño y le ayudase.

miércoles, 15 de noviembre de 2006

Orsa (parte 2)

Capítulo 2. Orsa

Pasado un tiempo, la boca del túnel volvió a aparecer en aquel lugar, pero volvía a ser diferente que las demás veces. Pareciera que alguien la hacía y la deshacía a capricho. Esta vez era más cómoda que nunca. El túnel entraba recto, las irregularidades habían desparecido de paredes y techo y el suelo había sido alisado. Pero era mucho más corto, parecía haber sido dividido consituyendo un vestíbulo inicial hasta donde llegaba la luz del exterior; luego, de un lateral brotaba un muro atravesado que no llegaba fundirse contra la pared de en frente, sino que dejaba un paso estrecho. El paso comunicaba con un nuevo espacio bloqueado de nuevo un par de metros más alante por un segundo muro que nacía de la pared adyacente, y se extendía perpendicularmente hasta volver a dejar otro paso junto a la pared contraria. Se atrevió a asomarse por este segundo paso y el proceso se repetía: un tercer muro al frente bloqueando el avance y obligando a realizar un viaje hasta la pared contraria del túnel para continuar adentrándose.
Creyó entender la intención: era un filtro, una barrera únicamente para la luz -que no puede moverse en zigzag. Reculó hasta el luminoso vestíbulo, pensando que bien podría ser una trampa, y desde allí, asomado al primer quiebro gritó. Su voz viajó rebotando y serpenteando por las cortinas de muros y se adentró en el interior de la caverna.
Y complacido obtuvo una respuesta lejana. La criatura se aproximó hasta que su sonora respiración se hizo audible. Seguramente permanecía detrás del tercer muro, protegida de la luz.
Ambos se sentían seguros donde estaban, y podían hablar.
La grabadora se puso en marcha.
Así conoció a Orsa, no hablaba su idioma, ni ella el suyo. Pero intercambiaban sonidos y en un par de días llegó a entender muchas de sus palabras: su propio nombre, Orsa; y otras como luz; oscuridad; abajo; tú; yo; los demás: izj a veces, jon o jaji otras; hambre... A la vez que comprobaba complacido cómo el avance era mútuo: desde el otro lado se modulaban a veces palabras en castellano.
Orsa hablaba mucho de sus "yoes", que debían de ser sus familiares o sus compañeros. Se podía pasar una hora entera hablando de sus ellos. Jai no entendía la historia que contaba, sólo reconocía palabras sueltas entre las que abundaban los términos Jaji, Rim, y muerte. Pero aguardaba, escuchaba y lo grababa todo.
Se intercambiaban objetos depositándolos ella en la franja entre el primer y segundo muro, y él en el situado entre el segundo y el tercero. De ese modo ni él se exponía a la oscuridad total ni ella a la luz. No se había olvidado del recibimiento a pedradas de los amigos de Orsa, quizá los yoes de los que hablaba tanto.
El intercambio de objetos físicos era, a falta de un contacto directo visual, un forma excelente de aprender vocabulario rápidamente cuando cada cual repetía la designación del objeto en cuestión en su propio lenguaje; aunque con frecuencia ella calificara los regalos de Jai con un "desconocido".

Acudía a la cita en la cueva con frecuencia periódica y siempre a la misma hora, ya que descubrió que si así lo hacía, ella permanecía más tiempo a su lado. No llegó a comprender muy bien por qué, pero tenía un tiempo limitado de estancia, su respiración se hacia más sonora conforme pasaban las horas, su voz se volvía más rasgada y dejaba de pronunciar vocales para limitarse a sonidos consonánticos guturales hasta llegar a ser casi inentendible. Entonces ella decía algo parecido a un adios y se marchaba. Nunca duraba más de cuatro horas, que ya era bastante para una conversación tan atípica.
Desde entonces la cueva no volvió a cambiar, aparentemente. Él se encaramaba al primer muro y gritaba: ¡Orsa!, recibiendo su propio nombre como respuesta desde el interior: ¡Jai! a la vez que ella se acercaba. No oía nunca sus pasos, pero su respiración delataba en todo momento su posición.
Los objetos de intercambio de ella eran muy simples y primitivos al principio, pero un día la criatura de la tierra le proporcionó algo muy valioso: era un taco de hojas como de papel duro con signos escritos. Le hizo saber que aquello le gustaba mucho mucho y desde ese día, la cavernícola le trajo más y más. ¿Los escribía ella? No, ella decía que no eran suyos, eran de Eju, pero ¿quién era Eju?, podría venir Eju?... no, Eju no viene, Eju no, no. Se alteraba ante la mención de Eju, tartamudeaba y bajaba el volúmen. Seguramente estaba haciendo algo incorrecto, estaría robando esos papeles. En cualquier caso seguro que al tal Eju no le haría ninguna gracia que él tuviera aquello.
Aunque no entendiera aquel sistema de escritura, pudo recrearse en lo que parecían ser mapas de túneles; dibujos policromados de animales y humanos macabramente diseccionados; e ilustraciones de un tipo de ser desconocido, que dedujo sería la especie de Orsa. Tan sólo tenía la fotografía de una mano y las ilustraciones; le faltaba la escala. No sabía si Orsa sería enana, de su mismo tamaño, o una gigantona.

Curiosamente, cuando él le ofrecía regalos de su civilización, como periódicos, fotos del exterior, cuadernos y rotuladores para que dibujara o escribiera algo, ella se negaba a guardárselos. Se los quedaba un rato y luego le pedía que se los llevara de nuevo tras la visita. Sólo hacía excepción con la comida, que parecía recibir con agrado, pero con muchos tapujos: exclusivamente aceptaba carne, y debía de estar íntegra y entera. Rechazaba piezas cortadas, pollos desplumados, o caza desviscerada. De modo que Jai se puso de acuerdo con un carnicero de su barrio para que le reservara animales sin limpiar: liebres y gallinas. El comerciante encantado de la excentricidad, pues se las vendía al mismo precio y se ahorraba trabajo.
-¿Tienes un león en tu casa?- le preguntó una vez, por las cantidades que se llevaba.
-Tengo un perro demasiado sibarita con la comida.

martes, 14 de noviembre de 2006

Orsa (parte 1)

Capítulo I: Dudas

No podía parar de llorar cada vez que pensaba en ello. Dudaba, maldecía, pensaba lo que podría haber hecho y no hizo... lloraba porque dudaba y en su cabeza se estaba formando una auténtica tragedia. Pero a la vez recordaba el miedo, la histeria, el pánico que le llevó a pensar en quellos momentos exclusivamente en su propia subsistencia. Se preguntaba si Orsa estaría viva todavía. Sabía internamente que no, pero necesitaba pensar que sí, necesitaba buscar argumentos y razonamientos por los cuales podría seguir respirando, de esa forma como respiraba ella. Le había cogido mucho cariño, aunque a ratos esa duda le hacía determinar que merecía morir, o no... no podía dejar de dudar. ¿Le había traicionado?¿le había vendido?... pero le había salvado condenándose. ¿Qué había pasado realmente? Le mataba por dentro la incertidumbre. Quisiera volver a entrar y conocer, resolver los interrogantes. Pero después de haber pasado lo que había pasado y ver lo que había visto, jamás podría volver a aquel lugar, le temblaba todo y se venía abajo sólo de recordarlo. Nuevas lágrimas encharcaban sus ojos. Miraba por su ventana y veía el mundo como un decorado falso, la gente caminando por la calle en un día soleado, como si nada pasara, ¡como si no existiera más que esto! Ignoran, y viven tan tranquilos, magnificando sus problemas. Ahora él no tenía ese tipo de problemas, ahora sólo quería nublar sus ojos con lágrimas. Era lo único que le aliviaba mínimamente.

Todo empezó cuando Jai descubrió aquella sima a la que se accedía a través de una pequeña covacha. El hueco se había abierto por efecto de un derrumbe muy reciente. Seguramente iba a ser el primero en entrar, el paso era muy estrecho, un tramo inicial en el que había que retorcerse y contornearse para por fín acceder a la gran cavidad. Sólo unos metros de roca habían separado ese mundo subterráneo durante siglos del exterior, y esos metros acababan de caer. El embudo desembocaba en un largo túnel horizontal en el que se podía caminar de pie. Algo de luz indirecta lograba llegar a través del embudo, haciendo menos tétrica la llegada, pero ante sus ojos se extendía un helado horizonte de oscuridad y misterio. Y de peligro.

Avanzó y el túnel parecía infinito, con un punto de oscuridad como norte cuyo final no lograba alcanzar la linterna. A la vez el túnel se ensanchaba, y aparecían recovecos, aquel espacio escapaba cada vez más de su control y capacidad visual.

Y fue presa del pánico cuando inesperadamente sintió que no estaba solo allí dentro; aquello susurraba y respiraba profundamente. Huyó a la desesperada de vuelta hacia el embudo iluminado el suelo y gritando -quizá para asustar a la presencia, quizá para desahogar una adrenalina tan subida que no bastaba la carrera en la oscuridad para calmar- y con los ojos desorbitados. Se coló por el embudo, con angustia, pues el avance era lento y temía ser atrapado desde atrás, imaginó todo tipo de horrores. Hasta que salió a la covacha principal, donde la luz del exterior le reconfortó. Allí se detuvo, allí se sintió seguro, en su medio, como un pez que vuelve al agua, como un ave que vuelve al cielo, como un mamífero que vuelve a la tierra. Volvió a la luz y al espacio, salió de los horrores de las tinieblas.

Y gritó a través del embudo "¡atrévete a salir!"... silencio, pero presentía que había algo al otro lado, algo que al igual que él, aguardaba con curiosidad. "¡Eeeeeeh!"- gritó de nuevo. "¡Oooh!"- escuchó desde el otro lado. No era una voz humana natural, salvo que fuera algún bromista imitando a un animal, y no estaba tan cerca del otro lado del cuello, permanecía alejado en el interior del túnel.
Continuó gritando, intentando comunicarse y como respuesta obtenía cacofonías, repeticiones burdas de sus palabras "¿Quién eres?"... "¡keres!".
Estaba durando demasiado para ser una broma; se alejó de la covacha, pero lejos de irse, se escondió en las proximidades y permaneció largo rato al acecho, esperando que quien quiera que estuviera allí metido saliera. Pero no salió nadie, y decidió regresar para que no le cogiera la noche. Pero volvería, mucho más preparado.

Volvió a los tres días, mejor equipado: cámara, grabadora, cuerdas, luces frontales, en cabeza y hombros: dos linternas de mano; lámpara de gran potencia... y cuchillos. Estaba convencido de que acababa de descubrir algo nuevo, e iba a desentrañar aquel misterio. Al entrar en la covacha se llevó la primera sorpresa: el embudo ya no existía, alguien había derribado y apartado más roca, ensanchando el paso. Ahora la comunicación con la gran caverna era más cómoda, a la vez que entraba más luz del exterior -una invitación bastante descarada a entrar. Encendió todas las luces y entró. La lámpara de gran potencia iba en el suelo, pues pesaba lo suyo y restaba agilidad el cargarla; la desplazaba conforme avanzaba y exploraba todos los recodos de paredes suelo y techo, asegurándose de que no dejaba atrás ramificaciones del túnel a través de las cuales pudiera ser sorprendido por la espalda. La entrada era ya un anecdótico punto de luz, cuando empezaron los problemas, se detuvo: túneles en todas las direcciones, aquello era un queso gruyer, y de nuevo volvió a sentir la compañía, esta vez en plural. Respiraciones sonoras, susurros... pero no veía a nadie.

De pronto una piedra golpeó la lámpara de suelo certeramente derribándola, pero por suerte no se apagó. Su corazón se aceleró y su cuerpo se quedó helado. No eran animales, además de articular sonidos sabían usar herramientas. Más piedras fueron lanzadas desde túneles oscuros, la mayoría iban contra la lámpara de mayor potencia, pero algunas iban contra él, contra sus luces. Fotofóbicos. Preparó la cámara de fotos y en una maniobra envalentonada corrió unos metros hacia adelante, dobló uno de los recodos en sobra y pulsó el botón. Durante las décimas de segundo que duró el flashazo vió algo, y escuchó un grito ahogado de dolor.
La lámpara del suelo estalló de una pedrada, y el nivel de luz bajó considerablemente, se acabó la bolsa de luz omnidireccional, llovían piedras. Pegó más flashazos indiscriminados a la vez que corría de nuevo hacia el centro del túnel, justo antes de las ramificaciones. Desde allí empezó a recular apresuradamente y agitando la cabeza en todas las direcciones. Sentía movimiento, los seres se aproximaban, pero no se mostraban. La cámara tardaba unos segundos en recargase, pero cada vez que lo hacía, volvía a hacer una foto y a lanzar una ráfaga de flash.
Así, reculando y vigilando, Jai llegó hasta la entrada de nuevo, no quiso correr por miedo a resbalar o tropezar por el firme irregular, y por no dejar de vigilar la retaguardia. En el umbral de luz gritó, sin respuesta. Revisó las fotos que había hecho en la cámara digital. Sólo en la primera se vió algo: era un brazo, de carne blanca, albina y verdosa, y no era humano.

La tercera vez que acudió al lugar la sima no existía, y parecía no haber existido nunca. Palpó con ojos atónitos el lugar donde estuvo la brecha, pero la roca ocupaba su lugar. Y no había indicio de que alguna vez hubiera habido en esa parte una entrada, aquellas piedras parecían llevar ahí toda la vida. No puede ser, entró en crisis por un momento, llegó a pensar que se había vuelto loco, que todo había sido un sueño, que sus últimas semanas de vida habían sido un recuerdo falso hilvanado por la imaginación, o que quizá estaba en coma en un hospital y aquello no era la realidad sino una recreación de su subconsciente, una segunda vida virtual.

domingo, 12 de noviembre de 2006

huevo frito con patatas

El secreto para freir un huevo (para mi gusto, por supuesto), consiste en esperar a que el aceite esté echando humo. Se echa el huevo a la sartén, y si todo va bien saldrán unas pompas enormes; se echa bien de sal, y con la espumadera se bate el aceite hirviendo catapultándolo por encima para que la yema no se quede cruda. Antes de que se queme se saca churruscaito y delicioso.
Claro, que hay gente a la que le gusta medio crudo, el difunto Jesus Gil demostró en un programa de televisión cómo se freían los huevos "a su manera": meter y sacar. Así no me gustan, pero para gustos colores.
En Segovia es famosa la Venta Pininillas, una fonda no apta para quien tenga problemas de colesterol, pues lo que se sirve ahí -creo que exclusivamente- son platos de huevos con chorizo y quizá morcillas. Bien fritos y churruscaos.

Y el complemento ideal para el huevo frito son las patatas, pa' mojar.
Si tienes una freidora y puedes derrochar aceite, el proceso es bien sencillo. Ahora, con sartén y procurando no derrochar un aceite que no vas a reciclar, hay que poner más cuidado ya que se queman por un lado a la vez que se quedan crudas por el otro como las dejes a su aire. Hay que estar agitando la sartén con frecuencia - además así se asientan las patatas entrando mejor en contacto con el aceite, a la vez que éste se redistribuye uniformizando la temperatura en toda la superficie de la sartén- y volteando las patatas.
Yo prefiero cortarlas finas o en cuadraditos para que se hagan de forma más uniforme y encajen mejor en la sartén. Los patatones sólo salen bien si echas mucho aceite o usas freidora.
De vez en cuando se tapa la sartén para que aumente la temperatura y penetre al interior de las patatas, a la vez que para que se reblandezcan a modo de hervido. Lo importante es que por fuera queden fritas y por dentro no crudas.
Y para terminar, cómo no, igual que Arguiñano le pone el perejil... por mi parte sal que no falte.
Como salsas: barbacoa, tomate frito, o ketchup.

A este plato sólo le faltan unos pimientos fritos.

¡¡¡blogotransformación!!!

Al final me dió por hacer la mutación a Blogger Beta. Y... ¡¡¡tachán!!!! por lo pronto parece que todo funciona igual que antes, con el añadido de que tengo los post clasificados por categorías, lo cual deja en evidencia la temática principal del sitio.

De paso he aprovechado para cambiar la plantilla, que ya estaba bastante aburrido de la anterior. Me he vuelto de derechas (barra de menú a la diestra) y he salido de las tinieblas para pasar a la luz del fondo blanco.

¡Me he dejado unos cuantos Euros en pintura!

viernes, 10 de noviembre de 2006

chiste malo

¿Qué aves tienen más de dos patas?...
...Las que tienen dos patas y pico.
(gracias, gracias)

loop

¿Cómo conseguir que tu melodía favorita se convierta en tu melodía pesadilla?
Poniéndotela como tono de despertador en el móvil.

Lo cual, por derivación, podría convertirse en una técnica para convertir el amor por una persona en odio: poniéndote como despertador una grabación -siempre la misma- de la voz de esa persona. Ideal para gente a la que le cuesta olvidar a alguien que no conviene o no corresponde... llegados a extremos.

Con los colores ocurre algo parecido: ¿cuál es tu color favorito?: el rojo carmesí. Venga, pues todo el mundo de carmesí: el cielo, los prados... y de pronto aparece en el paisaje una mancha de amarillo... y resulta que ese color se vuelve más goloso para la vista porque rompe la monotonía cromática con la que se ha torturado al ojo. Más que un color, es más bonito ver una degradación de tonos, así la vista no se aburre. Qué agradable es ponerse unas gafas de ventisca de éstas con el cristal coloreado y ver la nieve amarillenta, y el cielo morado, y la vegetación aguamarina. Varías los tonos del mundo por un momento.

Y es que la repetición lleva a la irritación, en la película La Naranja Mecánica el protagonista es obligado por los psicólogos del centro de internamiento a visionar escenas de violencia de forma metódica y repetitiva hasta que llega a odiarla, hasta que le llega a provocar dolor en su propia psique. Pero creo que para que realmente funcionase, debería de repetirse la misma secuencia una y otra vez, siempre la misma. Con escenas diferentes no se consigue el efecto de machaque mental, creo, salvo que se llegue a un punto de simplificación mental del contenido y reconocimiento de los mismos esquemas y patrones, pinchando a unas neuronas ya hinchadas y doloridas de recibir el mismo estímulo. Entonces las neuronas desconectan o estallan y se vuelven locas.

En otra película, un espía capturado por la Gestapo es torturado obligado a escuchar todos los días la voz de su amante -que es cantante. De tal modo que en el interior de su celda suena día y noche un "loop" de su canción más exitosa: un fragmento de 20 segundos que se repite sin parar -ni tapádose los oídos logra librarse de la canción de fondo-, hasta que el pobre acaba desesperado.

Aunque todo tiene su punto, y la repetición correctamente administrada también tiene el efecto opuesto: el enganche y el enamoramiento. A cuántas canciones se acostumbra pasivamente el subconsciente a base de oirlas repetidamente por los medios (y para que suenen pagan las casas discográficas, los propios interesados) llegando a "enamorarse" de ellas? ¿Y por qué de pronto nos gusta una canción que a primera escucha no nos llamó la atención? porque ha sonado tanto que poco a poco ha ido rompiendo la barrera que separa lo extraño, ajeno, enemigo, incomprensible, hostil... hasta entrar en el espacio de lo familiar y cercano.

Cuando un desconocido por primera vez se acerca a nosotros, sentimos cierta incomodidad, sobre todo si se acerca demasiado sin excusa. Hay una distancia de evasión y de intimidad que no cualquier persona puede acortar por las bravas sin provocarnos recelo y hostilidad. Pero esta distancia se va acortando a fuerza de costumbre y familiaridad.
El primer día, el desconocido puede sentarse en nuestras proximidades respetando una distancia de 2 metros (por ejemplo, aunque depende: si se trata de una gran pradera en la que apenas hay gente, la distancia de no-hostilidad podría ampliarse a 30 metros; y en un vagón de metro repleto de gente, nos conformaríamos con que se sentara en el asiento de al lado sin invadirnos con los codos al apoyar los brazos). Al día siguiente, quizá pueda acercarse hasta el metro y medio, ya que nos suena su cara e interiormente pensamos "si ayer no nos hizo daño, ¿por qué habría de hacérnoslo hoy?". En pocos días hasta puede que nos apetezca intercambiar una conversación con él, o no nos importe que se siente justo al lado habiendo espacio de sobra.

...Al cabo de meses de insistencia en el contacto de forma metódica, puede que haya germinado en nosotros la semilla de la irritación, y que de pronto lo querramos lejos, lejos, ¡fuera!, esto es insano para la mente, es un loop que atosiga y atenta contra la biodiversidad personal... Se invierte el proceso.
El amor y el odio son extremos de la misma cuerda, pudieran ser el mismo elemento pero diferenciándose en la dosis: la medicina que hasta cierta cantidad es saludable, pero que en exceso envenena al cuerpo.

"Gira el mundo gira", pero lo hace muy despacio, tarda 24 horas, cambia la luz, el color, la temperatura, la humedad, los olores, el paisaje vegetal con las estaciones. Cada día es distinto y eso nos salva de acabar con un sentimiento de claustrofobia encerrados en una habitación-planeta-cerrada. Pero todo esto es cuestión de enfoques y valoración de las percepciones. El cambio atmosférico puede no ser suficiente para romper la periodicidad rutinaria, quizá sea apreciado como un aspecto puramente decorativo o como una repetición cíclica; quizá el paisaje de hoy no sea como el de ayer ni como el de anteayer, pero es como el de otro día hace 12 meses, es nuevo relativamente, es impresión reciclada, sorpresa efímera. Se pueden necesitar elementos diferenciadores más de tipo picológico: haber hecho algo distinto, haber conocido gente nueva, haber estado en otro lugar, haber aprendido o descubierto algo, haber rescatado algo semiolvidado...

domingo, 5 de noviembre de 2006

islas artificiales


¿Qué será esto?

Parecen raspas de una especie de pez araña al estilo rupestre.

Ya está.

Son chaletes en Dubai, para ricos, porque os podréis imaginar a cuánto estará ahí el precio del "suelo".

Papá, ¿me compras una moto?... acuática.

(Visto aquí)

frambuesas

Deliciosas,
se comen has
ta
por la vista.

sábado, 4 de noviembre de 2006

En un mundo nuevo


Canciones ñoñas y optimistas, letras para soñar y deshojar margaritas en medio de un atasco en la NIV... pero que no te escuche el conductor de al lado, mejor que se piense que estás oyendo er fúrbol.

D#.................. D#M7 D#7................D#M7
Sólo al final del camino, las cosas claras verás
......Fm...... Cm..........A#..............Cm
la razón de vivir y el porqué de mil cosas más
......Fm..........Cm..........A#..............D#
Al mirar hacia atrás, cuando llegues comprenderás

D#..................D#M7..D#7................ D#M7
Busca las cosas sencillas y encontrarás la verdad
...... Fm........Cm........ A#.......... Cm
La verdad de ese amor, lo demás déjalo pasar
.... Fm........Gm........ G#.......... D#
Solamente el amor con el tiempo no morirá

....F
Al fin del camino se harán realidad...
........................... Gm
...los sueños que llevas en ti
...... A#..............F
si en todo momento en tu caminar
.... G..................C
la vida has llenado de amor y verdad

....F
Al fin del camino podrás encontrar...
............................Gm
...el bien que esperaste sentir
.. A#..................F
olvida el pasado, pues no volverá
.... G...................... F
conserva el amor que hay en ti

Al fin del camino habrá un despertar
de nuevo volver a vivir

si en todo momento en tu caminar
la vida has llenado de amor y verdad

Al fin del camino en ti llevarás
la fe y la ilusión de vivir

tus sueños de siempre se harán realidad
en un mundo nuevo y feliz

[Sube 2 tonos]
....G
Al fin del camino en ti llevarás
...........................Am
...la fe y la ilusión de vivir
......C.....................G
Tus sueños de siempre se harán realidad
D......................G
en un mundo nuevo y feliz
D......................G
en un mundo nuevo y feliz
D......................G
en un mundo nuevo y feliz

Papara papapa papara papá… papara papapa parara…
Tus sueños de siempre se harán realidad
si llenas tu vida de amor y paz
si llenas tu vida de amor y paz
en un mundo nuevo y feliz

...
Banda sonora (videos):
En un mundo nuevo, Karina (Eurovisión 1971)
Buscando en el baúl de los recuerdos, Karina
Por qué te vas, Jeannette
Soy Rebelde, Jeannette
Corazón de Poeta, Jeannette
Eurovisión 1961, Conchita Bautista
Eurovisión 1965, Luxemburgo, Poupée de Cire
Eurovisión 1966, Yo soy aquel
Eurovisión 1969, Vivo Cantando
Eurovisión 1973, Eres tú
Eurovisión 1976, Francia, Un Deux Trois

flores del desierto

Los agentes llamaron a la puerta de la casa de viejo marroquí. Nada más abrir éste, entraron con violencia.
-Tranquilo, no le vamos a hacer daño, buscamos a Claude y sabemos que se esconde aquí. A usted le llevaremos a otro sitio donde estará cómodo, y nosotros nos quedaremos en su piso esperándole.
-¿Puedo hacer el equipaje? -murmuró el viejo.
-No hay tiempo.
-Al menos déjenme regar las plantas de la terraza, son muy delicadas.
Los agentes intercambiaron miradas buscando unanimidad de criterio antes de responder, y uno de ellos le complació - Pero rápidamente, tiene 5 minutos.

El viejo llenó una jarra en la cocina y salió a la terraza. Regó las hiedras, regó las rabaneras ligeramente, no dedicó más que unas gotas a la mayor parte de las plantas. Pero regó con profusión los cactus del desierto, que estaban arrugados y aparentemente marchitos, ¿vivos o muertos?... latentes; no habían sido regados en meses.

Cuando Claude regresaba por la tarde, alzó la mirada hacia la terraza del piso del viejo. Aparentemente todo era normal en el barrio, salvo porque los cactus del balcón habían florecido. Siguió caminando sin detenerse ni alterar su paso, sin mostrar emoción; pasó de largo y se marchó.

jueves, 2 de noviembre de 2006

meme musical

Este juego consiste en responder a una serie de preguntas usando títulos de canciones, que en este caso pertenecerán a un sólo intérprete: Camilo Sesto.

¿Eres hombre o mujer?:
Alguien, algo de mí.

Descríbete:
Terciopelo y piedra, alma de nadie, mi verdad, sin remedio, agua de dos ríos.

Qué sienten las personas acerca de ti:
Lo que tu alma esconde, callados, así eres tú.

Cómo describirías tu anterior relación sentimental:
Extraños, se acabó.

Describe tu actual relación con tu novio(a) o pretendiente:
Tinieblas, soledad en soledad.

Dónde quisieras estar ahora:
Más allá.

Cómo eres respecto al amor:
Enamórate de mí. Discretamente... mientras mi alma sienta... cómplice.

Cómo es tu vida:
Escapar, mis sueños.

Qué pedirías si tuvieras un solo deseo:
Algo más.

Escribe una cita o frase sabia:
¿Vienes o no?, no soy de tu propiedad.

Ahora despídete:
Adios, buenas noches.

Y nomino a... nadie.