sábado, 28 de abril de 2018

Caídos

El pasado otoño no sólo no llovió, sino que las temperaturas fueron insualmente altas, como una prolongación del verano. En invierno tampoco llovió apenas, salvo en torno a Febrero, que empezó a llover y casi no paró hasta Abril.

El resultado ha sido una cantidad insualmente alta de árboles caídos, por el viento, y por debilidad de la base. Muchos arrancados de raíz.

La mayoría de los caídos en la Casa de Campo son pinos y cipreses de Arizona de todos los tamaños, las encinas afectadas son exclusivamente ejemplares de gran porte.



 

Algunos cipreses de Arizona, al tener ramas desde la base de similar diámetro, funcionan como árboles múltiples independientes y se caen por partes.
 

Aquí hay tres seguidos alineados cual dominó, salvo porque no se tocan.
 

 

 

 

Aunque no lo abarque la foto, aquí hay 8 pinos consecutivos creciendo al borde de una ladera arrancados desde la raíz, todos salvo uno que se tronchó a 1 metro de la base.
 

jueves, 26 de abril de 2018

El premio

Cuando era pequeño, en 3º de EGB, el colegio organizó una liga de fútbol entre las distintas clases del mismo curso. Yo no jugaba bien y me sacaron a los 5 minutos. Así que estuve chupando banquillo junto a otro compañero que tampoco era una estrella del deporte precisamente.
Al final ganó nuestro equipo. Mi compañero de banquillo saltó de alegría, pese a que tampoco había participado. Yo en cambio estallé a llorar de rabia contenida porque me habían excluído del juego y por tanto ya no me consideraba parte de ese equipo.

Uno o dos años despues participé en otra liguilla infantil de deportes varios, entre ellos  fútbol también, en la que éramos pongamos que 5 equipos. No recuerdo en qué lugar quedamos, pero sí  mi estupefacción cuando el día de la ceremonia de premios hubo medallas de oro, medallas de plata, medallas de bronce, medallas "de cobre", medallas "de aluminio"... Es decir: medallas para todos.
El destino de mis medallas no fue la pared de mi cuarto, donde las solían colgar los chavales, sino el cubo de la basura. No tenían valor estético, ni práctico, ni sentimental, ni meritorio.

Obviamente no hubiera corrido el mismo destino un premio útil, como un ordenador o una simple caja de lápices.