lunes, 8 de septiembre de 2014

Test de defectuosidad


Descartando que el lector adivine desde un primer momento la trampa, lo que sin duda sucederá con la mayoría de mis lectores, el primer impulso del sujeto será no ser defectuoso.
Si a la primera no consigue ver dos colores, se concentrará y mirará más intensamente buscando la diferencia.
Llegará un momento en el que podrá rendirse y admitir que no lo ve, o engañarse a sí mismo, autosugestionarse, y ver una ligera variación en una de las muestras.

Se puede intensificar la necesidad del encuestado de autosituarse dentro de la opción ganadora, de huir de la otra, mencionando dentro de los preámbulos la relación de la opción antagonista con algún grupo humano denostado o aborrecido socialmente.

- Usted puede opinar A o B. Nota: la opción B está muy extendida entre los coeficientes intelectuales inferiores a 90.
- ¡Opino A, opino A!