Aunque ya había aprendido el año pasado y lo he puesto en práctica en varias simas, lo cierto es que necesitaba aprender más, pues estaba saltándome pasos importantes y -por ejemplo- me había viciado a hacer los fraccionamientos por fuerza bruta. Hasta ahora las condiciones me habían permitido hacerlo por contar con apoyos de pie para impulsarme, sin la fuerza de las piernas es mucho más difícil.
Aquí me encontré instalando al borde del techo de un volado en el tramo final, sin nada bajo mis pies, y me las ví crudas intentando salir de ahí, probando con todos los aparatos por prueba y error sin conseguir desengancharme para seguir descendiendo. Hasta que me soplaron la solución.
Como todo el mundo estaba de cursillos, si mirabas a los lados o a la pared de enfrente, fácilmente podías encontrar más gente con algún problemilla en la cuerda, de modo que supongo que no dí ningún espectáculo especial ante algún casual mirón...
Por otro lado, era la primera vez que instalaba y cometí varios fallos de los que he aprendido las consecuencias con la experiencia. Cuando regresé arriba les advertí a los demás "¡El que ha instalado la tercera vía no tiene ni puta idea!".
Y de paso me dió un poco el sol en la cara, que falta me hacía.
...
Parece ser que los sifones del Canal de Isabel II estaban a tope, se encontraban abiertas las compuertas de un aliviadero que arrojaba un enorme caudal de agua desde lo alto hacia el fondo del cañón. Una catarata impresionante, que hacía tanto estruendo que apenas nos escuchábamos entre nosotros a gritos de una cuerda a otra. Es el agua del Lozoya, del embalse del Atazar, y la vierte a través del barranco al Jarama, que discurre más abajo.
En Youtube he encontrado un vídeo de la cascada del aliviadero. No es de hoy, sino de la semana pasada, pero estaba prácticamente igual.
1 comentario:
que chuuuulo :)
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