miércoles, 7 de noviembre de 2007

conductor infractor

Sigo dándole vueltas a temas escabrosos y de distopía.

Retrocedamos en el tiempo hasta un medievo dominado por la religión.
"Todos sois culpables, hijos del pecado, arderéis en el infierno, pero nosotros tenemos la salvación... y os la tendréis que ganar siendo fieles y mansos".
Asì se ganaban la vida y el status-quo los grandes profesionales de la religión. Viviendo a costa del terror y el sentimiento de culpabilidad de las gentes llanas.

Ahora vayamos a un futuro de ficción social. El que sea conductor será consciente de la de veces que incumple las limitaciones de velocidad. Sobre todo cuando estas limitaciones son muy bajas.
Los radares se suelen encontrar en las autopistas, rara vez nos van a pillar por ir a 50 en una zona residencial limitada a 20, aunque es fácil entrar incluso a más velocidad sin darnos cuenta si salimos de una vía rápida (sobre todo si no nos ponen "guardias muertos" para obligarnos a frenar).
Otro punto de infracción multitudinaria son los tramos de autopista donde de limitación de 120 se pasa a 90 durante un par de kilómetros. Casi no merece la pena reducir, o la gente reduce tarde.
Adelantamientos por la derecha cuando hay mucho tráfico (sin llegar a estar retenido)...

¿Qué pasaría si los propios vehículos incluyeran su propio GPS y caja de registro? Sería la misma idea de un Dios omnipresente que no se pierde ni uno solo de nuestros pecados. Esa caja registraría todas las infracciones que cometemos a lo largo de nuestra vida, e interpretadas estrictamente y acumulándolas podríamos perder todos los puntos del carnet o incluso ir a la cárcel.
Creo que aquí no se salvaría casi ningún conductor habitual y esto es lo interesante del asunto: lógicamente un gobierno no puede arremeter contra la mayor parte de su población, no daría abasto para un delito generalizado, pero sí que puede usar ese delito para machacar selectivamente a aquellos indivíduos que le resulten molestos, porque se opongan al régimen, porque supongan una competencia o porque protesten demasiado. Así mismo puede usar estos datos para realizar castigos aleatorios ejemplificantes para el resto de la población.

De este modo tenemos un Estado con libertad de expresión, pero un Estado que dispone de un mecanismo para quitar de en medio a quien use esa libertad de expresión de forma "inconveniente". Lógicamente nunca se le diría al sujeto ni a la opinión pública que se detiene a alguien por su actitud o sus ideas, sino porque es un delincuente: se ha revisado la caja de registro de su vehículo y en los últimos años ha acumulado una cantidad astronómica de infracciones (como si registran la caja de cualquier otro conductor). Esto le supondrá la ruina: le quitarán todo su dinero, embargarán sus bienes, se le destruirá su medio de vida... después de todo esto no es necesario enviarle a prisión, esa persona está acabada, en la calle y endeudada con el Estado.
Para aumentar el número de delincuentes, se estudiaría la colocación de las señales de velocidad en base a estudios estadísticos de probabilidad de infracción, creando numerosos puntos trampa donde de seguro la mayor parte de los conductores caerán. Así, todos pecadores, todos con algo que penar llegado el momento.

Es la misma base que en las religiones y las sectas radicales: eres un delincuente, te tenemos pillado... pero haremos la vista gorda si colaboras y acatas todo lo que te digamos.

Una especie de 1984 de Orwel donde unos pocos controlan a "unos" muchos. El arma de poder de los que controlan es que disponen de todos los datos de los que deben de obedecer y usan esos datos de forma selectiva para castigar a quien se niegue a aceptar el orden dictado.

El siguiente paso del proceso es directamente alterar esos datos a conveniencia. Como el vigilado no puede vigilar al que vigila, el que vigila puede tranquilamente insertar en la caja de resgistro de cada ciudadano todas las infracciones que necesite para quitar de en medio a la persona deseada. Si alguien intenta meterse por medio también será revisada su caja de registro (e incluso manipulada si es necesario) y hará compañía en la desgracia a su amigo.

Cuando te llega una multa con la foto y la velocidad marcada por el radar siempre te puedes preguntar: ¡y qué fácil sería para ellos, si se ponen de acuerdo, hacer figurar el numerito que les diera la gana! (aunque de momento no se ha dado el caso)

6 comentarios:

La interrogación dijo...

La religión casi siempre se ha fundado en el miedo para hacerse un hueco en la población. Igual hacen los gobiernos y cualquiera que tenga un poco de poder. El miedo vende también, en la sociedad de hoy: ponga una alarma, lleve un arma, lleve gps, en fin

Herel dijo...

Afortunadamente las armas no se estilan tanto como en países como USA. Alguien con miedo y un arma es un peligro.

J. Coltrane dijo...

Supongo que esto es como cuando en un trabajo aducen que escribías mails privados para echarte a la calle... todo el mundo lo hace, pero con el que quieren lo usan para despedirlo...

Es un tema espinoso, el control de todos puede ser la libertad para todos si es bien usada, pero en malas manos es un peligro. Simplemente hay que saber si preferimos cambiar el riesgo a que pasen cosas por estar controlados en todo momento.

Es decir, que prefieres que te hagan diez mil controles en los aeropuertos por si llevas algo con lo que atentar, o bien, que no nos toquen las pelotas y si explota un avión cada X tiempo, pues que explote, son cosas del directo...

Es complicado encontrar el punto intermedio entre vigilar y espiar...

Saludos

Herel dijo...

Lo del trabajo es otro muy buen ejemplo, cosas que se le pueden echar en cara a todo el mundo... pero que se reservan para echar en cara a quien convenga.
En lo de los controles diferenciaría entre puntuales y efímeros y constantes con historial: que controlen en un aeropuerto me parece bien, otra cosa es que controlen tus comunicaciones todos los días de tu vida, y ya si nos insertan una cámara en la frente de cada uno, seguro que se pillan muchos delitos... pero ¿a costa de qué? el derecho a la privacidad debería ser indiscutible, no somos animales en un zoo para que nos puedan espiar a su antojo.

César dijo...

Por supuesto, estoy de acuerdo contigo. Una ley ambigua o tonta o mal definida, que se no se aplica en general, es una de las mejores herramientas para un gobierno autoritario. Lo ideal para el fascista tímido, que no se quiere declarar dictador abiertamente y hacer lo que le dé la gana, pero aún así quiere hacer lo que le dé la gana... lo ideal para él es que todos seamos culpables. De manera que pueda aplicar la ley selectivamente contra quienes le resulten más incómodos.

Pero, por otra parte, "la mejor manera de derogar una ley injusta es hacer que se observe rigurosamente".

Una cita de alguien, claro, pero no recuerdo quién. Lincoln o Washington o uno de esos güeyes.

En una nota sin relación, ya que mencionas los "guardias muertos", que acá les decimos "topes" y son omnipresentes...

He estado pensando en esta idea: un sistema electrónico que instalas bajo el coche, y que dispara un pulso ultrasónico hacia el tope cuando pasas por sobre él. La idea es aflojar el concreto e irlo erosionando sin que la ley te pueda señalar como el culpable.

Sí sí, esto es ilegal, seguro, y moralmente incorrecto, quizá. Pero me tienen harto, harto... :S

Herel dijo...

No me extraña que hayan florecido, son el único medio práctico de que la gente reduzca la velocidad en zonas urbanas donde no es la propia densidad de tráfico la que lo frena.
Tu sistema electrónico lo ampliaría con un sistema de misiles tierra-tierra antiradares jajajaja.

Y estaría bien aplicar eso de "o todos o nadie" a la hora de imponer sanciones a delitos que son colectivos o generalizados. Tenía razón ese tipo, es la única forma de que cayera por su propio peso una artimaña semejante.