viernes, 16 de noviembre de 2007

bordículos

En el parquecillo...
por la mañana están los vagabundos y sus bricks de vino de Don Simón, tumbados o sentados en los bancos dándole sol a sus narices rojas.
Por la tarde están los niños que acaban de salir del colegio jugando y corriendo con algarabía, con las mamás sentadas vigilando.
Por la noche están los chavales malotes que se sientan en el borde del respaldo de los bancos y ponen los pies en el asiento.

Yo también tenía esa forma de sentarme, y la tengo dependiendo de con quién me siente.

¿Razones? la más sencilla parece que es para no mancharse el culo de los pies que han puesto otros, o para más o menos estar a la altura de los que están en pie alrededor del banco si son muchos y no caben, o para poder usar el asiento como mesa... Pero yo creo que es más instintivo. Sentado en el borde tienes una mejor visión del horizonte y estás en mejor posición para saltar y repelir un ataque o huir. Tienes más maniobrabilidad porque estás a nada de ponerte en pie.
Desde luego, en un combate cuerpo a cuerpo tiene más ventaja el más alto o el que esté en la parte más alta de un terreno con desnivel.

El otro día pasaba por una calle y había dos niños que parecían estar intimidando a otro venido a menos. Confieso que no me atreví a intervenir -porque luego ante la policía tendría yo todas las de perder- aunque me hubiera gustado meterles dos hostias para invertir la situación. Me acordé de cuando era niño, y qué poca importancia dan los adultos a las "cosas de niños", uno está indefenso en una selva, te pueden estar pegando una paliza y nadie te salva, nadie te venga, no hay consecuencias para los que te la dieron. Pero en seguida, apareció un señor disparado como una flecha que también lo vió y se encaró con los abusones, no ví el final pues seguí mi camino. Por un lado me alegré, pero por otro pensé que la siguiente vez que pillaran por banda a ese niño le tendrían más rabia aún, y ese señor no estaría... quizá en el patio del colegio, o... a la salida te espero.

16 comentarios:

humo dijo...

Meterse en una pelea de niños es obligado. Ellos no deben tener la idea de que son impunes: no siempre te pillan, pero...

César dijo...

Qué difícil situación... yo creo que hiciste lo correcto. Mientras no sea una cosa violenta, así de golpes y sangre y eso, creo que es contraproducente inmiscuírse, incluso para la víctima. De entrada no aprende a defenderse sólo... y como dices, no vas a estar ahí la próxima vez.

En mi infancia yo solía ser precisamente ese infeliz. No es divertido, pero aprendes a lidiar con eso (si no quedas traumado de por vida, claro).

Tendríamos que ver que se dé más difusión a los consejos tácticos de defensa personal del Laberinto 7.

Herel dijo...

De todas formas se me da muy mal resolver estas situaciones a sabiendas de que yo tengo "las manos atadas" pero los otros no.

Herel dijo...

Visto de ese modo... no le van a matar, y defenderle una vez es pan para hoy y hambre para mañana.

Yo también era blanco de abusones, por ser por entonces delgadito y bajito, pero me duraban poco porque yo me las gastaba también, era muy vengativo. Lo único, cuando eran varios... no me quedaba más remedio que llorar (y funciona)

Zuviëh dijo...

YO de esas situaciones sólo aprendí a volverme sombra. No sé, hagas lo que hagas nunca acaba de ser correcto.

Herel dijo...

Vamos, como actué, como la sombra del viento, como ese burdo libro... ;)

Zereth dijo...

Uh?

Por como veo la tendencia, en algunos años estaremos leyendo el blog del chico al que golpeaban.

:D yo era la más bajita y pequeña de todos los grupos, así que era hacer proezas y aprender a defenderte o morir aplastada y/o golpeada en los "juegos". Solo en dos ocasiones participé, aunque yo nunca pedí turno, en riñas, ehhh nunca se confíen de la que parece más chaparra y debilucha, que lo que termina una aprendiendo son mañas en esa jungla escolar.
Puedo aportar a los consejos tácticos de defensa personal la técnica de "moquetazo sorpresa", o la de "asfixie en 3 pasos".

Besos

Herel dijo...

Joer, os ha dado por comentar a todos a la vez, ¡¿qué pasa, de dónde salís?!

Y oye, no sé a qué juegos jugaríais con riesgo de morir aplastada, ¿hacías las niñas pressing catch en el recreo? :D

planseldon dijo...

En los últimos dos cursos estuve de jefe de estudios en un Instituto de Enseñanza Secundaria. Es un trabajo casi policial, no exagero. Te pasas la vida investigando acosos, mediando en conflictos (sobre todo entre alumnos, aunque también algunos profesor-alumno o padres-alumnos)... La verdad es que es un curro jodido, pero confieso que me gustaba. Quema mucho, porque te vas a casa y no te puedes quitar de la cabeza los problemas del insti, pero también da satisfacciones, y por otra parte me sentía casi como si fuese un comisario de policía, y uno que es aficionado a la novela de detective, pues claro, disfruta de estas cosas :D

Lo cierto es que los chavales están tan mal como parecen... pero no creo que sea una cosa sólo de ellos, sino de la sociedad en su conjunto. Como ya he escrito alguna vez por ahí, pretender cambiar el modelo de escuela sin cambiar el modelo de sociedad es pura demagogia.

Herel dijo...

Ahora se ha puesto sobre la mesa el tema del "buying", pero durante mi niñez jamás apareció un adulto en medio de las peleas. Parece que desaparecían de la faz de la tierra.

Quizá es algo natural, "el hombre es un lobo para el hombre" y tan sólo se reprime cuando sus actos tienen consecuencias. Los actos de los niños no suelen tenerlas salvo que sean cosas rematadamente escandalosas.

Zereth dijo...

Aplastada con alguna niña, por demás pasada de peso, pero que le daba por caer encima de una!

Y no solo jugaba con niñas, mejor dicho había niños que se empeñaban en molestarme.

Que a mí, no era que me fascinara jugar acompañada, pero difícilmente te dan el patio para ti solo.

planseldon dijo...

No es que ahora esté de moda, Herel, es que ahora es mucho peor, de verdad. Cuando nosotros eramos chicos, es verdad que también había abusones y peleas, pero lo de ahora es catastrófico. Es como lo de las chucherías: cuando eramos chicos también comíamos chucherías, pero de higos a peras, y como algo extraordinario. Hoy en los recreos se atiborran a chucherías y gusanitos -las cantinas de los institutos son verdaderas tiendas de "dulcilandia"-. No quiero ni pensar el futuro país de obesos que estamos creando (Otro ejemplo más, antes siempre había algún gordito en la clase, hoy media clase son gordos). Suma y sigue... Estamos copiando todo lo malo del sistema educativo yankee. Todo lo que criticábamos de allí ha llegado ya aquí.

La interrogación dijo...

Esa es una de las situaciones que más detesto de las personas. las que se toman la revancha o la venganza cuando un pobre desgraciado al que están puteando obtiene la ayuda de alguien. Pienso en ello y me entra una ira contra esos tipos inmediata. Es como si tuvieran un resorte, es un ser incapaz del mal que están haciendo.

Un besote

Herel dijo...

Planseldon, en todas las puertas de colegios hay una tienda de chuches. Mis tiempos son algo más recientes, y nosotros sí nos atiborrábamos comprando cosas que valían 1 o 5 pesetas. Al salir del colegio era obligada la visita para comprar golosinas, flashes, o chicles que traían pegatinas.
Y en ese sentido lo que veo por ahí no ha cambiado mucho, los chavales quedan en frente de las tiendas de chucherías (sólo que ahora son principalmente tiendas de chinos), se aprovisionan de pipas, patatas o lo que sea, y se sientan por las cercanías, chicos y chicas, cerca pero no muy revueltos. Cuando sean más mayores o en fin de semana se irán a hacer el botellón (porque igual también lo hacen... pero no en su propio barrio).
Y respecto al modelo Yankee, es algo que tampoco me gusta, en general, que una cultura -en este caso consumista, competitiva y capitalista- pretenda exportarse al resto del mundo como modelo único de sociedad del primer mundo.

Interrogación, no sabemos cómo terminará la historia, y si la bronca que les echó el señor servirá para que dejen en paz al chaval. Lo peor es el terror psicológico de cada día.

planseldon dijo...

Será que yo ya estoy viejo, pero en mis tiempos (Dios mío esto es un ataque del síndrome del abuelo Cebolleta) lo más parecido a una tienda de chucherías eran las panaderías, donde tenían muy poca variedad. Un día me enteré de que habían abierto una tienda llamada Dulcilandia en un barrio lejano, pero era algo así como el Dorado, y creo que yo nunca llegué a conocerla más que de oídas -aunque tengo un recuerdo de un local todo rosa lleno de bols con chucherías, pero no sé si es un recuerdo ficticio o real :-?

Herel dijo...

Un local rosa repleto de chucherías... yo creo que eso lo soñabas por la noche, soñabas que te quedabas encerrado ahí :D