miércoles, 31 de enero de 2007

mesonero petrificado

El pueblo está en Palencia, y por él pasa el camino de Santiago.
Hace unos 15 años paramos allí a comer, viniendo de esquiar en el Alto Campoo, tres familias con toda su prole, llenando una de las grandes mesas alargadas.

El dueño del mesón -que queda a la izquierda de la foto, y que por tanto no se ve- por entonces vivía, y me acuerdo de él, no de su imagen ni de su cara, pero sí de la escena: estaba sentado en el extremo de una de las largas mesas que debía de tener reservada para los peregrinos. Según una antigua tradición, a todo que aquel que pasara de peregrinaje hacia Santiago se le proporcionaría alojamiento, agua y sal... o algo así.
Este señor les invitaba a comer y les daba conversación. La mesa reservada para los peregrinos no estaba llena (aunque el resto del mesón sí), habría unos cuatro peregrinos en ese momento. El dueño se sentaba con ellos y mientras zampaban, les amenizaba- ¿les interrogaba, les soltaba su rollo, o les observaba buscando alimentarse empáticamente de sus expresiones de gozo al comer?

Estaba muy orgulloso de su mesón, muy preocupado por que los comensales se fueran satisfechos, y... por su libro de visitas. Que ponía a circular por todas las mesas, para escribirle una frasecita.
Menudo apuro, ¿qué le pones?, ¿algún piropo de compromiso?, a mí se me da muy mal esto...
El mejor asado que he comido en mi vida.
Esto es mejor que el Buguerkin'.
Pom porrorrom, este mesón mola mogollón.
Que iglesia más fea hay en frente.

...lo mejor es leer las anteriores para buscar inspiración.

Hoy volvimos a parar por ese pueblo, tres personas de las de entonces y otra más, esperando comer allí ya que por los pueblos de los alrededores, en invierno, apenas hay vida, no hay demanda y está todo cerrado. De todas formas, también estaba cerrado éste, y el dueño ya había muerto. Junto al edificio estaba esta estatua de él mismo, retratado con la caracterización tradicional en la que vivió y con la que llevó su mesón.

Ahora se entretiene observando la iglesia, con un asiento libre a su lado por si alguien quiere compartir su mesa.

4 comentarios:

César dijo...

Tristes tiempos, estos, de burguerkín y macdónal.

"¡Si tan solo tuviera músculos tan duros como ese asado!"

Hum. No, creo que tampoco se me da eso de los testimonios...

Otratazadecafe dijo...

Que pena me dan estas cosas, eso de volver a un sitio después de mucho tiempo y encontrarse estas "sorpresas"... por lo menos el hombre sigue allí, de alguna manera :S

Herel dijo...

César, sí, los tiempos de la comida que tiene forma de comida y huele como comida, pero que no alimenta como la comida.

Taza, tanto como pena no, porque este hombre ya cumplió su ciclo vital. Y por esa zona el paisaje no cambia mucho, tiene poca población y no crece... más bien mengua, luego puedes volver dentro de los años que quieras y todo sigue prácticamente igual a grandes rasgos.

jobu dijo...

Pues yo del hombre no digo nada por lo que dices tú del ciclo vital , pero la foto está chulísima.
Un saludo