lunes, 22 de enero de 2007

primeras nieves

... si exceptuamos la nieve rugosa de congelador que cayó en Diciembre.

El agua del embalse de Navacerrada estaba picada, y sobre ella, entre un enjambre revuelto de copos de nieve, volaba una gaviota... ¿he dicho una gaviota? ¡si aquí no hay gaviotas! Bueno, sería otro tipo de ave planeando sobre las aguas como una gaviota, o Juan Gaviota intentado superar un nuevo reto: turismo de interior. Los gorriones se apiñaban en los árboles y en los arbustos, refugiándose del frío acurrucándose adoptando forma de pompones, parecían pelotillas.
Pero pronto paraba, le cuesta al cielo descargar. Tendrá que nevar más para que cuaje a esa cota, por ahora sólo se ve una capa superficial por encima de los 1.500 metros aproximadamente.
La temporada de esquí está perdida, este año ha tardado en nevar, hasta en el Pirineo.
La Maliciosa, con la primera nevada, un poco de azúcar "glaçé".

Esto no viene a cuento, son las nuevas torres de la "Ciudad Deportiva" -menudo eufemismo-, creciendo cada día unos centímetros. Tienen una escala monstruosa con respecto al perfil de la ciudad, cuando las nubes están bajas parecen columnas, "Los Pilares de la Tierra".

Y nada, me había salido a la calle a ensuciarme los pulmones, y aparece una señora mayor que quería apuntar un teléfono y no tenía bolígrafo ni papel, total, que la digo que espere que subo y se lo apunto yo. Y cuando bajo, insiste en darme una propina que tenía preparada. Me niego.
-Tome, para una cerveza.
-No, no. Además no me gusta la cerveza.
-Pues para un café a mi salud.
Me empiezo a marchar, pero la señora me sigue y me mete la propina en uno de los bolsillos anchos del abrigo. Me sienta mal, pero ya no hago nada.

Cuando subo, saco una moneda del bolsillo.
-Blablabla... y me ha da dado un euro... - vuelvo a meter la mano en el bolsillo-... no, espera, aquí hay otra moneda de dos euros. Y no recuerdo que llevase dinero en este bolsillo, ¡me ha metido tres euros!... ¡por apuntarle un teléfono!
-Eso es que tienes pinta de necesitado.
-Pues va a ser eso. :(

Ya había oído que el sueldo del botones en un hotel de muchas estrellas es lo de menos, se puede trabajar hasta gratis, cobrando exlusivamente de lo que se lleva uno en propinas. Pero en este caso, esto no era un hotel ni yo un botones. Hay cosas que no se hacen por dinero, si de verdad lo necesitase pues se lo hubiera agradecido, pero como no es el caso, me estaba poniendo en un compromiso.

Haciendo un razonamiento paranoico, quizá la propina sea debida a las nieves: "Año de nieves, año de bienes".

6 comentarios:

Guillermo dijo...

Que generosas las viejecitas (algunas)

El sábado pasado estuve por la sierra (cotos y alrededores) y Maliciosa no tenía ni pizca de nieve

Otratazadecafe dijo...

Mira que es molesto que las personas insistan en darte dinero cuando les has dicho que no quieres (suena a coña, pero lo digo en serio).
Supongo que la señora no esperaba que un joven desconocido se tomara la molestia de apuntarle un número de teléfono y es que ya se sabe: "esta juventud de hoy en día..." :P

Creo que ahora hay más nieve!

Herel dijo...

Ya, Guille, debió caer el Lunes.

Taza, claro, la próxima vez saco el móvil y simulo: "Bautista saca el rolls y espérame en la puerta, que voy a dar un paseo... no el rojo no, el verde". Seguro que se le quitan las ganas de darme propina. :)

aiyana dijo...

Ay niño, me ha dado un vuelco el corazón cuando he visto la maliciosa, donde yo veraneaba hace ya tiempo, la veía todos los días... me trae muy buenos recuerdos.

Herel dijo...

Aiyana, pero tú no la veías exactamente desde ahí, sino desde más a la izquierda. :P

César dijo...

Ir al cine o comer en un restorán, etc. era un problema con mi familia. En un desplante de cortesía enfermiza, siempre pasaba que todo mundo quería pagar, y se hacían largas y tediosas discusiones acaloradas. A veces llegamos al extremo de arrebatarle la cuenta al mesero y no dejársela ver a nadie, para no supieran de cuánto era la cosa...

(Y no, eso no es un comportamiento normal. Eso es mi familia, donde todos estamos locos.)

Un día, más bien hartos de pelear por pagar cada vez, yo y algunos otros decidimos adoptar como mantra y filosofía de la vida (al menos para esas ocasiones): "nunca discutas con alguien que te regala dinero".

Supongo que era aplicable en este caso tuyo.

(Y sí, los otros familiares aprendieron rápidamente: ahora nadie discute con nosotros :)