El año pasado por esta época nevó; pero este año está haciendo un tiempo bastante benigno.
Como el Viernes noche lo dediqué a la apasionante (nótese la ironía) aventura de instalar Ubuntu, y a trastear y cargar programas, y a... investigar cómo podría corregir la pifia de haber realizado la partición del disco duro justamente a la inversa de como tenía intención... pues me planté a unas horas que no dan para subir a ninguna montaña, de modo que me quedé por los montes.
Además tenía que hacer algo antes.
Al atardecer la luz es más amarillenta y en el campo la hierba verde luce especialmente; además, tiene la facultad de que hace todo más pequeño, es una sensación lumínica parecida a la de la iluminación artificial incandescente, el cielo parece más bajo, da la sensación de interior, de recogimiento.
Me meto por los encinares, y sin darme cuenta estoy en lo alto del monte, psicológicamente es como si andase de una habitación a otra... es todo tan pequeño. Doy otros pocos pasos y llego a la otra vertiente; otro paso y llego a ese árbol; dos pasos y a la roca III; tres pasos y al claro II; y luego a la ruina IV... hitos que no tienen nombre pero que no por eso son desconocidos.
En verano esto es más grande (psicológicamente). Es más dificultoso avanzar; el calor del sol que desgasta; las jaras pringosas; los matorrales pinchantes; las chicharras con su matraca...
Las jaras en verano son como las paredes de un laberinto, suponen un obstáculo molesto y ralentizan y alargan la ruta, pero ahora (bueno, más bien con pantalones largos y resistentes) es como atravesar un laberinto con los poderes del fantasma, atravesando las paredes, sin obstáculos físicos.
Hacia el Oeste es difícil ver algo, la lejanía está emborronada por el halo deslumbrante del sol de poniente, y por el silencio. ¿A quién le apetece hacer ruido en medio de esta calma?... "tolón tolón"... vacas cerca.
Cornicabras
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Las laderas de los montes están cubiertas por un bosque bajo de encinas y
cornicabras, que en esta época del año salpican de ocres y rojos el
paisaje. En l...
4 comentarios:
Uh-oh... no sé qué haya involucrado ese "trasteo", pero temo lo peor :)
Je, nah, nada terrible, realmente, sólo recordé que he visto a muchos nuevos usuarios, particularmente gente que viene de Windows o de otras distribuciones de Linux, cometer un error común: asumir que en Debian (y Ubuntu, que es una variante) los programas que quieres usar se buscan en la WWW, y luego se descarga un instalador desde la página del software, etc.
Eso es una situación muy rara en Debian. Normalmente, si te encuentras en esa situación es porque estás instalando algún paquete propietario (digamos, Oracle, MQ Series), o algo verdaderamente oscuro y esotérico. En el caso normal, uno busca el software en el administrador de paquetes del sistema, donde hay versiones preparadas específicamente para tu sistema, listas para instalarse, de casi cualquier cosa. Tú buscas lo que quieres, le pides que lo instale, a veces se te pregunta un par de cosas, y luego el software es descargado, instalado y configurado automáticamente.
Actualmente hay más de 8 mil paquetes, desde los más populares (Firefox, OpenOffice, etc.) hasta cosas realmente peculiares: software para consultar versículos de la Biblia, calcular tu carta astrológica, modelar moléculas, diseñar circuitos...
Instala "an" y "wspanish", por ejemplo: lo que uso para generar anagramas :) Luego abre una "terminal" y escribe "man an", para leer el manual. El diccionario en español estará en /usr/share/dict/spanish.
La excepción suelen ser cosas que tienen qué ver con música y vídeo: codificadores de MP3, "codecs" de vídeo y esas cosas, normalmente no se distribuyen ahí por restricciones de "propiedad intelectual". Quizá Ubuntu sí lo haga, no sé realmente; en Debian, uno tiene que agregar un "repositorio" adicional para esas cosas.
En fin. Ojalá esa ironía no sea por una horrible decepción :)
(Je, curioso, como los usuarios de Linux luego nos sentimos personalmente apenados o preocupados cuando alguien tiene problemas con él).
Tienes razón: la hierba luce especialmente. ¿Qué tan lejos de la civilización están estos montes? Si te pilla la noche ahí ¿es difícil hallar el camino?
Me encantó la foto de la vaca. Al principio no la había visto, luego leí tu texto, y entonces ahí estaba. Místico, el animal.
Gracias por las fotos, saluditos.
De momento creo que voy a dejar Linux porque ya me ha hecho perder demasiado tiempo con problemas gratuitos. Aunque que conste que he probado el programa de anagramas ;).
Y esos montes están de la civilización... cerca... digamos que están rodeados de urbanizaciones de chalets. Te asomes hacia donde te asomes ves muchos tejados y luces por la noche.
Qué pena, con el Linux. Pero sí, se entiende. Esperaremos a que Vista te "motive" más... o que una Mac te seduzca. Lo importante es el Unix, je.
Y de los montes, 10-4, enterado. Se veía más salvaje. Pero bueno, ya esperaré también imágenes de la exuberante jungla española, un día que sí te plantes temprano :)
La vaca te miraba sospechosamente.
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