sábado, 13 de mayo de 2006

cuestión de fechas

El primero que pintó un punto en lienzo vacío era un genio; el último un gilipollas.

Aunque a veces no es tanto cuestión de fechas de creación, como de fechas de descubrimiento; si descubres primero al imitador sin conocer al original, lo mismo hasta pasa por original.

"La sombra del viento", novela tan alabada mediáticamente el pasado año, me dejó indiferente por su guión y personajes previsibles, y por sus descripciones manidas, requetesobadas, con personajes demasiado arquetípicos. Me pareció escrita en papel cebolla colocado sobre obras de Pérez Reverte y Eduardo Mendoza, aunque seguramente estos a su vez obtuvieran su "inspiración" de otros autores anteriores que yo desconoceré (¿Mendoza quizá tenga algo en común con Charles Bukoswki?, pregunto, no afirmo. ¿Y Pérez Reverte está apuntado al "Club DumDan Brown"?). No considero que Carlos Ruiz sea un mal escritor, inevitablemente cualquier persona -salvo que viva en una burbuja opaca - está influenciada por todo lo que ya existe, pero a mí no me aportó nada nuevo su novela.

Observa estos dos chistes(1):
Chiste 1:
Saben aquel que diu que va un explorador por la sabana con un yunque en brazos, y se encuentra con otro que carga con una cabina telefónica.
-Oye, ¿y tú para qué llevas esa cabina?
-Es para los leones, cuando aparece uno, me meto dentro y me pongo a salvo. ¿Y tú el yunque?
-También es para los leones, cuando veo uno, suelto el yunque y así puedo correr más aprisa.

Chiste 2:
Saben aquel que diu que va un hombre por la jungla con una bola de hierro encadenada a un tobillo, y se encuentra con otro que carga con una nevera.
-Oye, ¿y tú para qué llevas esa nevera?
-Es para los tigres, cuando aparece uno me meto dentro de la nevera y me pongo a salvo. ¿Y tú la bola?
-También es para los tigres, cuando veo uno, me quito la bola y así puedo correr más aprisa.

Sería raro que el segundo te sorprendiera y te provocara la carcajada tras reconocer el patrón del primero, salvo que te hiciera gracia el salero, el arte expresivo, del narrador.

Pero mi idea no era criticar el mundo de la novela, sino el mundo del arte, el mundo del todo vale, si va firmado. Ayer, leyendo cierto artículo (otro más) sobre el desastrozo interior del Gugenheim de Bilbao (2), tanto a nivel arquitectónico -espacio interior residual- como a nivel de las obras expuestas, me entraron ganas de entrar un día con una "obra de arte" de mi propia cosecha oculta (una lata de sardinas rellena de garbanzos, por ejemplo). Y disimuladamente, cuando nadie me vea, colocarla en algún rincón, pegando en la pared anexa una cartulina, a imitación de las verdaderas, con el nombre de la obra y del autor (quizá firmando como otro de los que exponen). Y a ver qué pasa... No va a pasar nada, la gente la criticará o valorará igual que las demás, en la misma línea, porque tiene la misma potencia artística que el resto de la exposición.

PD1: El chiste original es bastante viejo, es del fallecido Eugenio (en principio, porque ya puestos con el tema, no me atrevo a asegurar la autoría original de nadie).

PD2: El artículo era de José Antonio Marina, y en él se citaba la cita que encabeza este texto, y que he modificado en la forma (al igual que he hecho con el chiste de Eugenio) pero no en el mensaje.

PD3: ¡Qué cruel puede ser la crítica!

2 comentarios:

Guillermo dijo...

'La sombra del viento' me entretuvo, no es una gran novela pero cumple la función de meterte en la historia. Historia que por otra parte, no sabes de que, pero te suena de algo.

De Reverte solo he leido 'La tabla de Flandes' buen libro con mal final, la 'Carta esférica' que bueno podría pasar como guion de telefilme de relleno de media tarde. Ahora estoy con el primero del capitán Alatriste, no llevo mucho, a ver que tal.

Tienes razón en que cada vez es más facil encontrar algo (libro, película, pintura) que se parece a otra cosa.

Deyector dijo...

Son demasiados los que están dedicándose a escribir novelas con argumentos mietsriosos y sociedades secretas, empiezan a cansar.
Sobre el arte moderno... sigo sin saber si en la Tate Modern estaban de obras y era el tinglado de los pintores o eso era una obra de arte, incluos haía una lata de refresco con toda la pinta de haber sido abandonada por algún visitante, pero hacía juego con el conjunto, a saber.