El Senado políglota

Ahora resulta que en el Senado cada senador podrá expresarse en cualquiera de los cinco idiomas co-oficiales de España, gracias un sistema de traducción simultánea que por supuesto se paga de los impuestos. De la bolsa común, que como no es suya, como no es su bolsillo, no tienen ningún tapujo en gastar en tonterías que no son necesarias.
El caprichito del niño que paga papá. Una cantidad anecdótica que se suma a otros derroches.

Nuevamente nos replanteamos qué es un idioma. Un idioma es esencialmente una herramienta para comunicarse. En cada contexto usamos, de los que conocemos, el idioma (y añadiría el argot) más adecuado para que nuestros interlocutores nos entiendan.
Hay ocasiones en las que hay que recurrir a la traducción, pues no existe una lengua franca común que todos los contertulios dominen.
Pero en este caso es pura tontería. Me gustaría que pagaran ellos de su propio bolsillo la traducción, ya que es innecesaria al conocer todos un idioma en el que poder hacerse entender.

Usar una lengua franca común a todos los presentes no es discriminar a los demás idiomas, es adaptarse al foro en cada contexto.

Cuando estos senadores de comunidades bilingües se encuentren con su amigo Pepe el sevillano, ¿le hablarán en catalán o euskera?
De cara a la sociedad todo sea por aparentar que son diferentes, que su libertad es aplastada vilmente... demagogia, para quien lo quiera entender.

Estos caprichitos vienen de una panda de garrulos, verduleros, cobardes, resentidos inmaduros y demagogos, que son los que nos gobiernan. Es la Cretinocratia.

A estos idotas se la suda administrar correctamente el dinero de los ciudadanos. En primer lugar están sus intereses y rencillas personales, su propio beneficio, su ego, su autocomplacencia, marcar como perros con meadas la diferencia de turno que los haga únicos, y llevarse lo que consideran que es suyo (pero no es suyo).

¿Tienen muchos partidarios? ¿Tantos como Hitler por ejemplo?
Es que pareciera que por tener un rebaño de borregos detrás ensaltados con diatribas uno puede hacer lo que le dé la gana con los recursos ajenos.