El viento soplaba con fuerza y gélido y, en una de las cavidades se nos puso a llover. El viento soplaba por el cañon con un sonido fantasmagórico, empujando la lluvia formando en el aire olas horizontales. Ahi mismo nos refugiamos hasta que cesó.
Finalmente nos dirigimos al Pontón de la Oliva, donde descubrí una obra reciente: las entradas al segundo y tercer nivel del Reguerillo han sido cerradas con sendas puertas de hierro sin cerradura exterior. Sobre su superficie impactos de piedras y rallajos con mensajes tales como "Hijos de puta", "espéleo-capitalistas".
Según un estudio de 1995, realizado en 4 fines de semana consecutivos, se contabilizó que entraron a la cueva del Reguerillo 294 personas en 52 grupos. De estas personas menos del 10% iban "disfrazados" de espeléologos.
Esto da una idea del impacto humano que tiene esa cueva, por el hecho de ser la única cueva "potable" conocida en Madrid. (Además, en 1995 aún no estaba popularizado el "Decathlon", con lo que en años posteriores la estadística podría ofrecer cantidades mayores)
A parte del gamberrismo que ha dejado la cueva llena de pintadas y basura, basura que se puede sacar a cubos también de las demás cuevas de la zona.
Aun así no soy partidario de cerrar la cueva, si acaso el primer piso, donde están las pinturas prehistóricas, y dejar abiertas la segunda y tercera salidas.
En casos como el del Reguerillo: poca oferta de cuevas y mucha población demandante, ya es tarde, pero la mejor medida de conservación sería el secretismo de su ubicación y evitar construir pistas de vehículos hasta las cercanías de la cavidad.
Por el fondo de un barranco, que a veces había que
abandonar por ser intraspasable la maraña de zarzas.
El Cañón del río Chico, muy utilizados sus farallones para prácticas
de progresión vertical y cursillos de los grupo de espéleo.
Una sima.
Una curiosidad. En cierto momento escuché un gritito de murciélago, en el exterior, y sin ninguna cavidad en las proximidades. Al acercarme a la fuente descubrí en el interior de una grieta de una roca a este par de murcielaguines fisurícolas de ojillos de cabeza de alfiler.
Vaya casita más apurada que se han buscado...
Gracioso cartel advirtiendo a los "ciclitas" de la presencia de abejas.
El Cañón del Valdentales, que termina en el fallido
intento de presa del Pontón de la Oliva.
(Intentaron hacer un embalse aquí, pero debido a la naturaleza kárstica de las paredes
del cañón y la abundancia de cavidades, el agua se escapaba. La presa no servía para nada)
La sorpresa: ésta es la nueva entrada del segundo nivel del Reguerillo, y la del tercer nivel tanto de lo mismo aunque el cierre no es aún completo, quizá a falta de terminar la obra.
El cierre previo a esto consistía en un cartel -dicen- de prohibición en el interior del segundo piso y un enrejado en la boca del tercero. Ahora se puede decir literalmente que han "chapao" las bocas.
Como los murciélagos tampoco pueden entrar, han decidido irse a vivir a grietas.
1 comentario:
¡¡Menudas bolitas esos chipirrines con alas!! Me encantaría poderles rascar la tripita. ^-^
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