domingo, 8 de marzo de 2009

leyendo novelas policiacas

He descubierto un nuevo género que de momento me está encantando. En tres días me he leído dos novelas: "Si amanece mañana" y "Cara Descubierta", ambas de Sidney Sheldon. ¡Y tengo más!
Al final tuve que tirar de biblioteca pública y de internet pues Sidney, un autor de los 80, estaba agotado en los cuatro sitios que miré.

Creo que tengo mentalidad criminal-policiaca (es lo mismo), me apasionan estas novelas de dobles traiciones e "ingenio trucado". Resoluciones ingeniosas que salen "demasiado bien" porque los "otros" (no vamos a hablar ni de buenos ni de malos, sino de protagonistas y antagonistas) reaccionan... como deben de reaccionar para que la jugada salga adelante; los sistemas de seguridad son una mierda y la información de cómo funcionan te la proporciona cualquiera al que le preguntes. Son libros ambientados en una sociedad con una mentalidad de otra época (me atrevería a decir que de la juventud del autor) y con una ingenuidad que sería muy ingénuo y prepotente atribuír a una época pasada. Pero son ágiles e interesantes, enganchan.
Lo más parecido que había leído fue, hace un porrón de años, "The Fraternity of the Stone". Un libro que me compré al azar, porque estaba en inglés, para practicar, al verlo en una mesita plegable de la Cuesta Moyano. Por entonces no tenía internet y no era tan fácil como hoy conseguir lecturas en otros idiomas.

Como siempre, leo poseyendo a los personajes de la novela, posicionándome en el lugar de quien más me simpatiza o del que lo tiene más difícil. Me gusta ponerme tanto del lado del criminal como del lado del policía según la circunstancia. Más que posicionarme, por unos momentos me gustaría quitar de en medio a un tonto de turno y ocupar su lugar para realizar las cosas a mi modo, como gritándole "¡pero serás imbécil! ¿¡por qué no haces tal!? ¡que se te van a escapar! ¡no seas idiota, que te van a timar!".
Teniendo la información de un narrador omnisciente, por supuesto, es más fácil tomar la decisión correcta. Aun así, a veces hay personajes antagonistas que desesperan un poquito, pues a pesar de contar con la información y la capacidad suficiente para resolver una situación no lo hacen por obstáculos físicos o psíquicos que les pone el autor. El ejemplo más claro sería el Doctor Malvadísimo de las pelis de James Bond que, teniendo a Bond en sus manos para eliminarlo a su antojo, prefiere echarle a la celda escapódromo con pirañas vegetarianas. No sin antes contarle sus planes al dedillo para que posteriormente los frustre.

Muchas veces el personaje con el que me alineo no me cae nada bien, y tan sólo me gustaría ayudarle momentáneamente por hacerle la puñeta a otro, acto seguido saltaría a poseer un tercer indivíduo con el que darle su merecido al primero.

De "Si hubiera un Mañana" me quedo con una idea (aunque no es cierta en muchos casos):
Tanto más fácil es estafar a una persona cuanto más ambiciosa sea.

Y es que este libro va de trampas, robos de guante blanco y estafas.

En el siguiente vídeo podéis ver una escena de la adaptación a televisión de la novela, en la que Tracy, sin tener ni idea de ajedrez, gana una doble partida contra dos grandes maestros con una estratagema que en la realidad no colaría:

3 comentarios:

Zuviëh dijo...

Yo también vivo de fomra similar los libros, pero la temática.. no coincidimos demasiado. xD

Herel dijo...

Si ya tengo una imagen de tí como devoralibros.
Ahora me acabo de terminar otra novela más. ¡No sabía que podía leer tan rápido y sin pestañear!

Por cierto Zuviëh, al final me voy a tener que comprar el cacharrito ese que tienes tú para leer ebooks, ese sistema no emitía radiaciones como la pantalla del ordenador ¿no? (lo querría sólo por eso)

Zorro de Segovia dijo...

ja, ja, siempre me ha hecho gracia eso de que los malos malotes cuenten todo al protagonista cuando está "perdido". Si los malísimos vieran más pelis sabrían que los planetas siempre se alían contra ellos.

Pobres malos ...