No me encontré con nadie en la cima, sólo cerca del aparcamiento. Pese a ser festivo, puente y un día soleado. Aunque es lo que tiene subir por la tarde. Los buenos montañeros madrugan.
A lo pocos metros de alcanzar la cima, se presenta esta relajante estampa de un lomo blanco y un cielo azul con nubes viajeras. Por un momento es como estar en la nada.
El primer pico cargado de coladas y carámbanos de hielo como filas de apretados colmillos.
El paisaje es muy "espeleológico", y tanto es así que aquí podemos observar unas estalactitas de hielo a las que les han crecido cabelleras excéntricas de nieve guiadas por la dirección de la ventisca.
Aunque en los valles haga buena temperatura por el solecillo, al llegar a la cumbrera, y en especial cuando sopla aire, se agradece toda la ropa de más que uno lleva.
Y ahora a bajar por este tobogán
El fin de semana pasado nevó sobre lo ya nevado, y el resultado es que había una capa de nieve superior menos densa que se desprendía en placas formando mini-aludes y una capa inferior más dura sobre la que la primera se deslizaba. Bajé casi toda la canal de culo e hincando con fuerza mi bastón de palo de haya pendiente arriba a modo de freno y estabilizador, ya que con las piernas era imposible clavarse en la capa inferior estando en movimiento, y corrías el riesgo de acabar rodando descontrolado dentro de una bola de nieve, como en la típica escena cómica de los dibujos animados.
Salamandra de Gredos
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La mayor parte de los montes están recubiertos de pinar de repoblación, y
sólo en algunas laderas se conserva el robledal autóctono, que a media
ladera es ...
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