roqueando por la Pedriza

Y tras un día de calizas, otro de granitos. Una de cal y otra de arena.

Como es habitual, los buitres volaban bajo, pasando muy cerca de nosotros mientras ascendíamos hacia "El Pájaro"

 A lo lejos, en lo alto del circo de La Pedriza, al costado de la última "Torre", se divisaba claramente "El dedo de Dios" apuntando al cielo.

 La Muela, un descansadero habitual de buitres, aunque en aquellos momentos no había ni uno.

 El Guerrero a la derecha.

 Por esta diaclasa que corta la pared del otro lado tan llamativamente nunca me había metido... hasta hoy.

El Pájaro nos observa amenazante desde lo alto cuando recorremos su "Salón"

Destrepando por el otro lado de la diaclasa, entre paredones, en varias ocasiones nos encontramos con unas caídas verticales aparentemente insalvables. Pero todo era cuestión de buscar alguna fractura en el granito por la cual escurrirse empotrado por el interior de los bloques.

Tras descender por completo la diaclasa y salir a una zona abierta, rodeamos las crestas de granito, a la vez que ascendíamos hacia un "jardín" desde el cual nos introdujimos de nuevo bajo los bloques de granito encajonados entre las paredes de un vallecito. Sólo que en este caso los túneles intersticiales eran bastante amplios.

 Nunca faltan tampoco las cabras, éstas en concreto parecían tener hipo y nos dedicaron una especie de concierto disfónico a varias voces. HIP HUP HUP... HOP HIP HUP...

 El portal

Las cumbres de la cuerda larga, a lo lejos, y rodeando toda La Pedriza, nevadas. Más abajo reconocí las buitreras y entonces caí en que me había dejado más arriba el paso hacia la otra canal con tunelillos que quería coger.

Pero por no volver a subir, continuamos descendiendo por las Buitreras.