Después de haber visitado varias veces estas q-evas desde hacía años, parecía que quedaba poco nuevo por descubrir, aunque aún me quedaban algunas zonas que sabía no había intentado a fondo, principalmente por la prisa y excesiva prudencia que te da el ir solo.
Hoy estoy muy contento, pues saqué galerías nuevas, establecí nuevas conexiones desde ellas con otras zonas ya conocidas, borré interrogaciones de mis croquis, accedí a una sala "secreta", y me fijé en formaciones peculiares que me habían pasado desapercibidas en otras ocasiones.
Gracias a que me acompañaba A. y a que llevaba una iluminación de apoyo de potencia muy superior a la habitual todas estas cosas afloraron en medio de las tinieblas.
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Tras pisotear salvajemente con mucho amor las plantas de menta que cubren la boca, procedo a hacer la lombriz. Repasar cada agujero forma parte del programa del día |
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Destornillador de estrella |
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Una bandera rota dejaba ver sus entrañas |
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Curiosas formas como costillares |
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Las variaciones del nivel del agua en este recuenco que antaño estuvo relleno iría formando las pequeñas cornisas perimetrales |
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El trenedor-trenedor-trenedor |
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Bulbo con formas de precipitación |
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Aquí podemos ver nuevamente las huellas de una zona en la que antaño el agua ascendía a un nivel más alto y las formaciones verticales se mojaban como churros. |
4 comentarios:
Sana pero envidia. Yo comencé a explorar una cueva justo antes de trasladarme de ciudad, solo me dio tiempo a ver lo que me iba a perder, y aquí no encuentro nada que valga la pena, ni chalados que se atrevan a meterse en alguna. ;)
Qué sorpresa, así que a Piedra también le gusta explorar el subsuelo.
¿Y a cuántos kilómetros te queda ahora?
Es una pena que me dé algo de miedo adentrarme por huecos estrechos, y más aún que desde la rodilla pocha no pueda contar con agilidad física, si no te pediría acompañarte a una de estas "incursiones".
Preciosas las fotos, todo un mundo desconocido para los que sólo pisamos superficie.
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