domingo, 4 de septiembre de 2011

Sabinas empapadas

Eso de que a quien madruga Dios le ayuda no fue cierto, pues estuvo toda la mañana lloviendo sin parar, oscilando entre calabobos y llovizna.
Aparqué cerca de la carretera y me quedé un rato en el coche esperando a ver si escampaba, pero como no tenía pinta, pues salí con lluvia.
A la media hora mis calcetines ya estaban calados, y unos minutos después, me acompañaba un "CHOF... CHOF... CHOF" al caminar.

Iba en busca de unas cavidades, y me hubiera venido mejor aparcar en el siguiente pueblo, pero por cambiar y familiarizarme con la zona intermedia.
Atravesé varios montes de sabinas, robles y plantaciones de pinos, y por fín llegué a la zona que quería: un sabinar donde hace 3 años localicé unas simas con basura, cerca de las cuales me habían dicho estaban unas Qevas.

Por allí había una gran torca en la que habían tirado multitud de televisores viejos, con pinta de ser de los años 70 lo más. También una sima con varias aperturas cercanas, en el fondo de las cuales se veían bolsas de basura; alguno de los agujeros estaba rebosante. La anterior vez que estuve recuerdo que apestaba, pero hoy, quizá por el tiempo fresco y lluvioso, el olor era más contenido. Y por allí cerca también existían vertidos de botellas y latas. Hace muchos años habían aprovechado los agujeros naturales como vertedero.

Entré en una covacha que estaba en uno de esos vertederos conteniendo la respiración para no tragar mosquitos. Por dentro apestaba (era la guarida de algún animal y había esparcido por ahí hierbas y heces), y a pesar de las estrecheces algunos otros animales habían arrastrado hasta ahí dentro más basura. Me ahorré arrastrame por sus recovecos pringándome de mierda y salí rápido.
También localicé en una pequeña torca un par de gateras en cuyos techos había unos colgajos negros. Antes de meterme por una de ellas, estiré una pierna y le dí una suave patadita a uno de esos colgajos para tantear qué era: hizo "chof" y cayó al suelo.
Cuando me arrastré hasta ahí y mi cabeza llegó a su altura pude ver que era una mariposa negra, atolondrada, como las demás, colgadas bocaabajo con las alas plegadas como si fueran murciélagos.
Bien, hacia un lado descendía aquella gatera pedregosa que se cegaba al fondo, y hacia el otro la segunda gatera de la torca estaba taponada por dos grandes rocas. No me cabe ninguna duda de que esas rocas las ha puesto alguien para cortar el paso. Intenté moverlas pero eran muy pesadas para mí. Además, tal como era la embocadura de la gatera, había un gran riesgo de lexión al hacer el esfuerzo en una posición tan forzada, haría falta un pico o azada para sacarlas, o alguna herramienta combinada con la fuerza de más de una persona.

Estaba empapado tras horas peinando la zona, y en cierto momento dejé de buscar nichos subterráneos y me puse a buscar zarzas para zampar moras.

Finalmente fui a por otra cavidad más fácil de localizar: al ser un sumidero bastaba con seguir el río.
El río iba seco en aquel tramo, a causa de la subsidencia. A pesar de llevar todo el día lloviendo el nivel freático debe de estar muy bajo tras todo el verano. Y gracias a eso pude entrar sin problema por la pequeña boca, que en otras condiciones funciona como una alcantarilla tragándose la corriente de agua. Descendí entre bloques encajados hasta el cauce subterráneo (seco) y lo seguí en ambas direcciones una corta distancia. En una dirección había más caos de bloques y depósitos de tierra en los que estaban germinando plantitas arrastradas desde el exterior, de un color amarillento mustio por la falta de luz. Hacia el otro, al cabo de unos metros la galería se cerraba. Posibles continuaciones eran una gatera en la pared, descender un agujero, o subir por una chimenea.
Tiré hacia arriba, por ser la opción más amplia y menos siniestra, llegando a un pequeño nivel superior, con un par de túneles arrastraderos, que regresaba hacia atrás y descendía suavemente de nuevo hasta la galería principal. Probé por otra chimenea que tanto de lo mismo.

La cavidad es mucho más grande, y si hubiera hallado el paso hacia los cauces inferiores posiblemente me hubiera topado con el río subterráneo, pero como iba solo, me limité a una visita rápida de tanteo.

El sabinar trepando por los montes
Raro es el tronco de sabina vieja que no tiene alguna deformidad
Televisores de los años 70 arrojados en una torca usada como vertedero
Cualquier depresión o agujero en el terreno fue usada antaño como vertedero
Gotas de agua suspendidas en una telaraña
Denso bosquete de ejemplares muy jóvenes de roble, con los troncos barbudos de líquenes
Gatera taponada por dos bloques (uno detrás de otro) que sin duda ha colocado alguien ahí para impedir el paso

2 comentarios:

humo dijo...

¡¡¡Y vas solo!!!
Mi vena de madre ha hecho que se me pongan los pelos de punta leyéndote. (Ya te conozco otras excursiones, pero cada vez me pasa lo mismo)

Herel dijo...

A mí me da más miedo sufrir un accidente de tráfico durante el trayecto en coche, ahí si que te la estás jugando.