"Four Seasons in one day" es una canción de Crowded House. Y es lo que me ha ocurrido hoy.
Empecé con un calor de ir en manga corta, a pesar de que se iba nublando el cielo. Luego empezó a caer lluvia fofa, más tarde paró la lluvia y comenzó a refrescar. Ráfagas de viento; lluvia; granizo que correteaba por la carretera junto a algunas hojas secas, como un río etéreo impulsado por el aire; y nievecilla a la altura de Navacerrada pueblo, los coches que bajaban del puerto venían blancos.
El paisaje multiestacional: robles sin hojas, algunos fresnos con los primeros brotes (otros no, según zona y especie), y los majuelos en flor.
Me fuí a la Pedriza, al Tranco, sin haber madrugado e imposible aparcar, cosa que ya me temía. De modo que me metí por las urbanizaciones ratoneras que han crecido como setas en paralelo a la Pedriza. Era desesperante porque estaba la montaña al lado pero los chalets codo con codo no dejaban ni un solo hueco para pasar al otro lado salvo que te saltaras una valla y atravesaras un jardín. Hasta que llegué a otra zona más nueva donde habían tenido la cortesía de dejar pasos permeables entre manzanas de chalets.
Al final me vino bien y todo, porque acabé más cerca de la zona a la que quería ir: un tubo de granito erosionado que bajaba en paralelo a una grieta muy profunda. Hace años llegué ahí y no me atreví a bajar por la tobera por si luego no podía subirla.
Como ahora tengo más experiencia bajé la tobera empotrándome, luego otra bajada, granito metorizado que se hacía arenilla al apretarlo, y llegué casi al otro lado de la "muralla", pero ya no seguí, el siguiente paso me pareció demasiado arriesgado e incómodo (una gatera con una gran caída al lado). En cualquier caso, seguir adelante sólo me permitiría llegar a un mirador hacia el collado de las cuevas, no descender al fondo de la profunda grieta, que es lo que esperaba conseguir bajando por el tubo. Habrá que bajar con una cuerda. No he logrado ver el fondo porque los bordes son inseguros, pero tirando piedras uno se hace a la idea de la profundidad. Ahí abajo, con un poco de suerte, puede haber cosas antiguas... o tal vez lo más antiguo que haya sean las piedras y palos que tiré la primera vez.
Luego me dirigí hacia las Peñas Cagás, y ahí empezó a hacer un frió que te "cagás".
Para llegar a ellas se sigue por la "autopista" como si subiéramos al Yelmo y, pasado el extremo Este de la Gran Cañada, en una curva donde hay una marca tachada que significa "por aquí no"... pues haces "por aquí sí".
Esta zona de la Pedriza es menos concurrida, los caminos son borrosos y no hay marcas pintadas, aunque de todas formas, pasadas las Peñas solté la senda e hice campo a través para ir descendiendo. Llegué al rato a un collado muy similar a la Gran Cañada, que me sonaba bastante, con una piedra fálica inconfundible. Creo que pasé por ahí hace varios años, una vez que bajando del Yelmo hacia el Este me pasé de largo algún desvío y acabé cerca de unas dehesas, con pantalones cortos y rodeado de jaras, deseando encontrar un camino, y así llegué a este Collado, gran alivio. Por aquí la ruta es muy cómoda, pero no seguí la senda del Collado porque prefería ir por sitios nuevos, y yendo con pantalones largos no me importa acabar matorral a través.
Fue divertida la bajada y en los tramos finales me encontré muchas fuentes de agua, cascaditas, pozas...
Y un gustazo volver a vivir la variedad de planos y formas del granito y la fuerte adherencia de la roca para brincar por ellos. Como últimamente ando por zonas cársticas...
Desde donde aparqué, había que subir un monte y al otro lado se divisaba ya el collado por donde va la "autopista" que quería coger, pasado "El Indio".
Un rostro "mohai"al pie de Peñas Cagás.
Aproximándonos al Collado del Este.
El dinosaurio 2" * Ya hay otra roca llamada "el dinosaurio" que está en otra zona. La cabeza arriba a la izquierda, su pequeño brazo, el gran cuerpo y la cola hundiéndose en la vegetación abajo a la derecha.
En todo grupo de cabras siempre hay una más mirona que las demás. Más o menos entiendo dos aspectos de su lenguaje: cuando hablan normal (puáh), y el sonido de alerta (piii): cuando una lo hace las demás salen pitando, aunque éste también lo usan las cabras en solitario para saber dónde están las otras, o si se estresan.
De modo que "puáh" significa "Pues aquí estamos", "Ya ves ya ves", "Tá' rica la hierba ¿eh?", "mira, un humano, a ver qué hace...".
Y "piii" significa tanto "¡Ehhhh!" como "¡Ahhhh!". No es ni más ni menos que un silbido, lo usan igual que nosotros.
Cornicabras
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Las laderas de los montes están cubiertas por un bosque bajo de encinas y
cornicabras, que en esta época del año salpican de ocres y rojos el
paisaje. En l...