miércoles, 26 de abril de 2006

flecked

I've seen you're a stranger.
You aren't natural.
From what kind of culture do you came from?

Are you romantic, manic...?
Do you fall in love with everybody?
Are you a spy, a psychologist...?
Are you playing with serious things?

Do you feel ashamed of what we're doing? ...flecked.
Do you have the blame? ...not the blame but the fleck.
Millions of looks making you fall down. ...and my gaze whising all-of-you fell down.

Do you laugh at serious subjects? ...who decide what's serious?
Would you laugh at another mean? ...they hadn't got the only mean.
Would you laugh at important people? ...they hadn't got your mind.
Would you laugh at a masterpiece? ...they couldn't make you taste by their taste.

Would you be as they wouldn't want you were?...

[paranoias, Enero de 1996]

sábado, 22 de abril de 2006

capitán pirata


Soy el de la calavera
el pirata más fiera
siete mares he surcado
(y) voy en busca del octavo

Con mi barco de 10 cañones por banda,
que a cualquiera espanta
Soy tan duro que ni mi sombra,
me llega a la suela de las botas

El de la pata de madera
el que canta en la cubierta
el que guarda sus riquezas
por varias islas desiertas

Abordando navíos fuí conocido,
y el más temido
en mi barco no admito gallinas,
y en lo alto ondea mi raspa de sardina

Soy de la barba negra
con migajas de la cena
soy el de la recompensa
el del pendiente en la oreja

Hacia Europa pusimos rumbo,
volando sobre las olas
y en los puertos nos recibían,
a cañonazos y con bombas.

...

De noche se escapaba sin saberlo su mamá
bajaba al puerto a escuchar historias, que llegaban de ultramar

Soñaba con viajar muy lejos, donde hay mundo por explorar
pero era muy pequeño, nadie le quería llevar

Su barco navegaba en un radiante amanecer
capitán pirata, de un barquito de papel
capitán pirata, el niño soñaba ser.



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jueves, 20 de abril de 2006

reactor 4

El próximo día 26 se cumplirán 20 años de la catástrofe nuclear de Chernobíl.



Una explosión pequeña y accidental, pequeña en comparación con Hirosima y Nagasaki, explosiones no accidentales...

...y diminuta en comparación con el hipotético meteorito llegado del espacio que arrasase el planeta hace millones de años y acabase con los dinosaurios y otras especies.

Por mucho que el ser humano haga o no haga, la propia naturaleza es la mayor asesina: creadora y destructora, por azar o por selección. El cerebro se llama Caos; sus intenciones son expansivas y evolutivas; su fin último nadie lo sabe, ni si quiera si hay fin último: meta absoluta; sus medios empiezan a descifrarse ahora. El caos es tan inabarcable, que el ser humano se limita a vivir a base de aproximaciones y acotaciones para no perderse en el infinito, designamos -por ejemplo- con una misma palabra a infinitas entidades que son parecidas... pero diferentes; acotamos y simplificamos, porque no tenemos tiempo ni capacidad para hacer un inventario de lo infinito; infinito es lo que escapa a nuestras posibilidades y a nuestro tiempo de vida, como seres individuales y como especie.

Los antiguos personificaron la fuerza y el poder del universo en deidades de apariencia humana, más comprensibles y cercanas para designar algo que no sabían explicar muy bien. Mediante la personificación del bien y del mal se saltaban la necesidad de haber comprendido previamente los conceptos físicos y biológicos de las mareas, de las tormentas, del sol, de los virus... no veían la causa pero sí el efecto, e idearon una causa provisional para explicar el efecto, hasta que la ciencia siglos más tarde fuera aproximándose a la verdadera naturaleza agente de las causas.

Tiene que haber una fórmula matemática, la fórmula del Caos, a partir de la cual se puedan sacar los patrones del devenir del universo, pero me temo que tendremos que seguir conformándonos con aproximaciones y acotaciones. El misterio también es divertido, ¿qué sentido tendría la vida si lo conociéramos todo? Si alguna vez llegásemos al saber absoluto, a la cima de la pirámide, me temo que dejaríamos de tener motivos para vivir, ¿para qué? si ya no hay más.

Cuando termina el espectáculo la gente se levanta del asiento y se va, y el teatro se queda vacío... salvo un incrédulo; un espectador que permanece sentado en medio de la oscuridad entre latas vacías, palomitas desparramadas, y paraguas olvidados; negándose a marcharse, pensando que tiene que haber algo más, pensando que aún queda algo...

lunes, 17 de abril de 2006

toyabamo

...
zo foge no esirâ de nes goa se zure
ket men parr eba zo nufek tul nagu xine
ket eri zorno-lan kaâi goâin piznu ka garkelbilo gut lotêa lel
goâis efira ka fogeÿulemel zor xboen sau erian

ket go zo xboa
ket irâ fluí zor haid doio lolêa genda
ket goâin piznu zor haid gar zauâi embor ka sbe
gut zauâi gorulá ka lel
...
...
se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año
y en el rincón aquel, de mi huerto florido y encalado
mi espíritu errará nostálgico

y yo me iré
y se quedarán los pájaros cantando
y se quedará mi huerto, con su verde árbol
y con su pozo blanco
...
traducción al toyabamo, mi ideolengua.

aparición

aparición

Si no ves nada apaga las luces, aléjate de la pantalla, y tiembla...

sábado, 15 de abril de 2006

refranero


-Está el tiempo húmedo.
-Pues sí, pues sí, ya lo dice el dicho que en Abril aguas mil.
-Pero agua beba quien vino no tenga.
-A borracho fino, primero agua y luego vino.
-Ninguno que beba vino llame borracho a su vecino...
-Quien tiene pan y tocino, ¿a qué quiere pleitos con su vecino?
-El que hambre tiene con pan sueña y el cántaro que más suena es el que está vacío.
-Aunque mucho suena, sólo echa aire la trompeta.
-Lo mismo dijo un fraile y se la clavaron en el aire.
-La rata avistada, no muerde carnada.
-El que tonto se fue a la guerra, tonto volvió de ella.
-No hay un tonto que no se tenga por listo.
-Más listo y despierto que el ojo de un tuerto
-A zopenco y a zoquete, se lleva el premio: Manolete.
-Hasta aquí hemos llegado Serafín, vas a probar el tacto de mi garrota de pino...
-El roble como nace y el pino como cae
-Vas a ver cómo cae el pino, y nace el roble...
...¡Ay!, ¡Ay!, ¡Ay!

... Diálogos de éstos en los que los interlocutores no aportan ideas ni construcciones propias sino que se limitan repetir fórmulas prefabricadas, que tienen grabadas en la cabeza, -sin análisis crítico-, se producen cada día. Aunque no ya tanto con viejos refranes cargados de referencias a elementos rurales que le son extraños al ciudadano cosmopolita -incapaz muchas veces de distinguir un pino de un abeto-, como con eslóganes y coletillas mediáticas: los nuevos refranes y dogmas de lo que es así y lo que es asá publicitados por los medios de comunicación y los libros de autoayuda.

miércoles, 12 de abril de 2006

another Another World

Another World
Another Another World
Y ahora, por escribir algo, podría decir: existen muchos mundos, pero todos están en éste.

Aclaración:
La primera foto corresponde a un paisaje real de La Cabrera, en Madrid, en el que se han insertado elementos de la aventura Another World, de Eric Chahi.
La segunda foto muestra una localización de Another World, en la que me he insertado a mí mismo.

martes, 11 de abril de 2006

N-II

Salí de Barcelona pasadas las 17:00 horas. A pesar de mis temores iniciales, me he sentido cómodo estos días conduciendo por la ciudad, es más fácil orientarse y reubicarse que en Madrid, y el tráfico es mucho más fluido (aunque quizá debido al hecho de que haya coincidido con el fín de semana y la Semana Santa).

Tocaba volver, pero no sin antes hacer una parada: ya que por primera vez tenía la libertad del coche, no iba a dejar escapar la Sierra de Montserrat. Paré en Esparraguera a repostar y más adelante, según avanzaba por la N-II temerariamente, pues iba mirando más hacia la sierra que hacia la carretera, me iba preguntando por dónde me metería, pues no había planificado nada ni tenía idea de los accesos. Finalmente, con el referente visual de hacia dónde quería ir, me salí por Collbató y conduje por las calles de las urbanizaciones con la suerte de quedar al pie de una pista forestal del parque natural. Me cambié de pantalones en el coche y subí para arriba: los caminos eran fácilmente reconocibles, con numerosos bancales de piedras formando sendas a lo largo de las laderas; no obstante, como iba apresurado de tiempo y la subida hacía demasiadas curvas, en el último tramo de mi trekking de reconocimiento opté por la línea recta... y así alcancé la cumbrera de ese monte. Desde allí se divisaba un valle ascendente, y en lo más alto de éste, algunos de los edificios religiosos de Montserrat. Se me figuraba que en aquellos habitaban unos monjes budistas que realizaban rituales provocando enormes humaredas, que es lo que parecían las neblinas grisáceas que evolucionaban a gran velocidad agarrándose entre las jorobas de camello (1) más elevadas.
montserrat 4
El suelo de Montserrat, visto de cerca, está formado por un composite de piedras de diversos colores: amarillas como azufre; rojas como cerámica; grises, blancas... cantos rodaos unidos con una pasta de cemento que componen una textura variada y casi lisa, pero muy frágil... a veces parece que pisas roca hueca, porosa, ligera. Esta textura me recuerda a las paredes de las cuevas del viejo juego Cadaver, de Bitmap Brothers.
Ha sido una visita fugaz a la cara Sureste, quizá de las menos vistosas; pero al menos la próxima vez que vaya, ya tengo más idea de a dónde tengo que ir.

Retomé el viaje a sobre las 19:30, el sol que se ponía alumbraba de cara y dificultaba la visión, hasta que entrando en Huesca terminó de desvanecerse, y el cielo quedó en un apacible tono morado con algodonosas y retorcidas nubes rosadas: algo de atractivo en medio de un paisaje que de pronto, tras dejar atrás la belleza de los montes y praderas del Penedés de verde brillante y cálido con la luz del atardecer, se había convertido en una estepa desoladora.
Y entonces me salté la salida a la PR-2; y lo que hasta entonces era autopista se convirtió de pronto en carretera de un sólo carril; y me ví en la antigua A-2 frenado al paso de una interminable procesión de camiones. Parecía que me había muerto y una larga caravana de luces rojas peregrinaba en fila hacia un horizonte mortecino, a la luz violácea de los últimos hálitos del sol... ¡desesperación por la lentitud!... pero a falta de 80 kilómetros para Zaragoza, atrapado en esa procesión cansina de almas a la que se había tenido que rendir mi impaciencia, ví la luz: una carretera de conexión con la PR-2... y no lo dudé, salí de allí, corrí solo por fín por una carreterilla vacía entre campos, sin importar a dónde me llevase... y llegué a un puesto de recogida de ticket... ¡la autopista de nuevo!. De nuevo espacio, aire, velocidad... y ánimo.

Pasado Zaragoza hay un gran parque eólico, La Muela, que por la noche ofrece un espectáculo ensoñador: de pronto emerge ante tí un cielo repleto de estrellas rojas; parece que has sido transportado a un universo paralelo. Aunque mirando hacia un lado de la carretera, las nubes iluminadas por una luna casi llena ofrecían por aquella vertiente un telón de fondo celeste que permitía reconocer la silueta negra de los molinos de viento, borrando la sensación de firmamento de estrella rojas, pero ofreciendo otra fotografía también interesante. Es una pena que las escenas nocturnas no puedan ser inmortalizadas por una cámara tal y como las perciben los ojos (aunque las escenas diurnas muchas veces tampoco).

El resto del camino se hizo agradable, poco tráfico, algunas filas de camiones de vez en cuando, y mucha carretera para mí solo. Radio 3 sonando, emitiendo música de grupos alternativos; antes sonaban emisoras catalanas, pues como hago siempre que puedo, prefiero escuchar otros idiomas y aprender pasivamente. Paré a echar más gasolina y a tomarme un refresco en el coche mientras llamaba por teléfono, estacionado en el típico área de servicio con gasolinera a un lado y al otro un motel-club de fluorescentes de colores que indican el tipo de local del que se trata.
De vez en cuando miraba al cielo, y agradecía la presencia de esa luna semillena y de esas nubes dispersas que daban algo de luminosidad a la oscuridad de la noche. Cuando no hay luna ni nubes, se puede ver un estupendo firmamento, pero entonces la autopista se vuelve demasiado oscura, no se ve la forma de las curvas con las distancia suficiente, y la carretera se convierte en una sucesión de líneas discontínuas que pueden tener efectos somníferos. raya - raya - raya - PK- raya - puente - raya - raya - raya - curva - raya - puente - PK - raya - raya ...

Y la llegada a Madrid: reducción de carriles en la N-II por obras; reducción de carriles en la M-30 por obras; corte de todos los carriles de la M-30 en un tramo por... (2), desvío por la ciudad; más reducción de carriles por obras, más desvíos, calles con la dirección cambiada... pero no importaba, porque no había apenas tráfico.
En mi barrio, la calle tenía un aspecto desolador: silencio, no circulaban coches; todo recubierto por una capa de polvo, de las obras, que robaba la alegría de los colores; cajas de cartón erráticas escapadas de algún cubo de basura; y ausencia de gente... vale, era casi la una de la madrugada... pero aquello parecía abandonado.

(1) Las peñas de Montserrat, erosionadas por los elementos, tienen forma de jorobas de camello.
(2) por obras.

martes, 4 de abril de 2006

footing- pieseo


Estos días estoy saliendo a correr, y además por un circuito nuevo del que frecuentaba. Debido a las obras de la M-30 que nos tienen sitiados, que donde no han tomado los corredores "verdes" de mi barrio han aumentado el tráfico de vehículos y personas, me he buscado otra pista más urbana que de momento está tranquila, porque no me gusta correr con agobios y un aire cargado de humo y ruidos.
Hoy hacía un día perfecto, temperatura perfecta, sol y viento (bueno, sin la polución de la ciudad sería "pluscuamperfecto"). Cuando voy corriendo me canso menos si me pierdo pensando en otras cosas, pongo el cuerpo en modo automático de carrera y ya se encarga él solito de llevar el ritmo y sortear los obstáculos. Cuanto menos piensas que corres, en cómo debes dar cada uno de los pasos... más óptimo es el consumo de energía. Creo que ciertas cosas hay que dejárselas al cerebro primitivo, al instinto, que es como un empleado que trabaja mejor si el jefe no está encima de él. Y además, así el jefe se queda libre para hacer otras cosas: basta con darle al cerebro primitivo unas directrices iniciales que quieres que cumpla en la carrera, y luego te puedes desentender.

Hay un grupito de cubos de basura que siempre me los encuentro en mi camino, sobresalientes, desafiantes, a veces puestos en línea, a veces puestos en coro, a veces hay uno separado de los demás... y me entran unas ganas de saltar por encima de ellos...
Me acuerdo de uno de los momentos que más me impresionan al montar en un avión: el despegue. El avión rueda cansinamente hasta que se sitúa en la cabeza de la pista (ésta fase es un poco desesperante, sobre todo si el aeropuerto es grande y el rodeo que da el avión empieza a hacerse eterno); y entonces comienza a coger velocidad, ¿ha cuánto llega? a 100... a 140 kilómetros por hora...; y por fín llega el momento de subidón en el que se encienden los reactores a la máxima potencia y la velocidad se dispara... a 800 kilómetros por hora despegaba el extinto Concorde, el paisaje se escurre a través de la ventanilla como una gota de agua que cuelga de la punta de una hoja cuando la tocas con tu dedo; y las ruedas se convierten en apoyos cargaderos, y no ruedan sino que son forzadas a rodar sobre el suelo, hasta que se despegan de él y quedan muertas y son enterradas en la panza; el aparato levita separándose cada vez más de la pista para ser catapultado hacia los cielos; y cuando ya estás lejos del suelo, el avión parece haberse detenido, parece flotar ingrávida y lentamente. Se acabó la fuerza.

Así debería propulsarme para saltar todos esos cubos de basura, alcanzando una velocidad a la que mis piernas no podrían "rodar", luego iría patinando sobre el suelo, sobre el aire, sobre la espuma de la cresta de una ola, y en el momento preciso... ¡halehop!, ascensión, desplazamiento levitante a dos metros sobre el suelo... y aterrizaje patinando nuevamente, porque mis piernas parecerían un dibujo animado si tuvieran que oscilar para la velocidad de aterrizaje. El aterrizaje sería un aterrizaje de esquí; caída deslizante y derrape de freno clavando suela... sobre la misma ola hetérea en la que flotaba en el despegue.

Si no fuera un cubo, sino un seto, sí que me atrevería a saltarlo (pero sólo uno).

domingo, 2 de abril de 2006

¡adiós marzo!


Nieve a principios de mes, lluvias y viento en los días intermedios, y justo el día 31 es un día especialmente caluroso; por los pelos se despide Marzo veraniego. Un mes caprichoso que quiere ser todo: invierno y verano; colorido a fuerza de contrastes, con los cerezos y los almendros engalanados de flores; pero se quedará con las ganas de contemplar la cima de la explosión verde, cuando a los bosques y a los pastos les crezca la barba hasta la máxima espesura y viveza de colorido.


Pero lo que me anima es la vuelta de la luz, de la horas de luz y de la luminosidad... no es la luminosidad estática y silenciosa que refleja el manto blanco de nieve golososa de mis escapadas a la montaña de principios de mes, sino una luminosidad oxigenada, viva y ruidosa; acompañada por el estruendo visual de las nuevas hojillas naciendo de las ramas de los árboles. Y es que a más luz, a más oxígeno y a más fragancias frescas vegetales flotando por el aire... más optimismo y más felicidad.
Atrás quedó la oscuridad del invierno, la época del año en la que se producen más suicidios por lo visto; la falta de luz deprime. Los rayos del sol del mediodía en tu cara te hacen sonreir aunque no quieras, el mismo movimiento de entrecerrar los ojos para protegerlos de la luminosidad levanta las mejillas y las comisuras de los labios e imita el gesto de la sonrisa.


La primavera significa salir de la cueva; salir al exterior; salir del deprimente refugio en el que aguardaste acurrucado y apretado todo el invierno para por fín correr y saltar buscando horizontes de 360 grados; quitarte las ropas y bucear por el agua. Cada poro de tu piel empieza a despertar del letargo; la máquina se reactiva al recibir rayos de sol y oxígeno.