Salamandra de Gredos
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La mayor parte de los montes están recubiertos de pinar de repoblación, y
sólo en algunas laderas se conserva el robledal autóctono, que a media
ladera es ...
domingo, 2 de abril de 2006
¡adiós marzo!
Nieve a principios de mes, lluvias y viento en los días intermedios, y justo el día 31 es un día especialmente caluroso; por los pelos se despide Marzo veraniego. Un mes caprichoso que quiere ser todo: invierno y verano; colorido a fuerza de contrastes, con los cerezos y los almendros engalanados de flores; pero se quedará con las ganas de contemplar la cima de la explosión verde, cuando a los bosques y a los pastos les crezca la barba hasta la máxima espesura y viveza de colorido.
Pero lo que me anima es la vuelta de la luz, de la horas de luz y de la luminosidad... no es la luminosidad estática y silenciosa que refleja el manto blanco de nieve golososa de mis escapadas a la montaña de principios de mes, sino una luminosidad oxigenada, viva y ruidosa; acompañada por el estruendo visual de las nuevas hojillas naciendo de las ramas de los árboles. Y es que a más luz, a más oxígeno y a más fragancias frescas vegetales flotando por el aire... más optimismo y más felicidad.
Atrás quedó la oscuridad del invierno, la época del año en la que se producen más suicidios por lo visto; la falta de luz deprime. Los rayos del sol del mediodía en tu cara te hacen sonreir aunque no quieras, el mismo movimiento de entrecerrar los ojos para protegerlos de la luminosidad levanta las mejillas y las comisuras de los labios e imita el gesto de la sonrisa.
La primavera significa salir de la cueva; salir al exterior; salir del deprimente refugio en el que aguardaste acurrucado y apretado todo el invierno para por fín correr y saltar buscando horizontes de 360 grados; quitarte las ropas y bucear por el agua. Cada poro de tu piel empieza a despertar del letargo; la máquina se reactiva al recibir rayos de sol y oxígeno.
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4 comentarios:
A mi me encanta el frío y el invierno, pero la verdad es que va apeteciendo la luz de los días de primavera y no salir de casa de noche y volver del trabajo de noche, que es lo que peor llevo de los días de invierno.
Y los preciosos atardeceres que ya vamos a poder disfrutar, bienvenidos sean.
Yo también soy más de otoño-invierno, pero un poco de sol se agradece. Esperemos que no sea demasiado calurosa
Ojala sea cierto eso que dices, yo necesitaría una primavera milagrosa, y no lo digo porque por fin me desapareciese la alergia al polen, que la tengo... si no porque me pasasen esas cosas tan bonitas que describes.
Aiyana, esas cosas bonitas quedan muy bien escritas, pero no son tan bonitas en la realidad. No, no vivo como Heidi, y a parte que también tengo alergia. Con lo que me han gustado siempre a mí los árboles y la vegetación... y que me dén alergia... En primavera soy el amante apaleado, ¡Desagradecídos! :/
Javier, por preciosos, los atardeceres no creo que dependan de la época del año sino del estado de la atmósfera, otra cosa es que en invierno no se puedan contemplar porque pille en horario de trabajo y no tengas vistas a poniente. Por cierto, veo que has cambiado la foto con el "look" invernal.
Taza, si es que la luz es lo más importante, parece que te cunde más el día, o será algo psicológico. A mí lo que me gusta es el cambio, que venga el calor después del frío, y cuando estoy harto del calor, que venga el frío de nuevo; y que el paisaje cambie. De todas formas, ¿no tendrás sótano en tu casa? es un lugar donde siempre hace fresquito.
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