sábado, 25 de abril de 2020

Los dioses no crean, los dioses son creados

En la primera precuela de la saga Aliens, "Prometeus", observamos una expedición espacial financiada por un ya anciano inventor multimillonario que aspira a encontrar a su Creador, a los ingenieros creadores de la especie humana que habitan en otro planeta. Entre la tripulación de la nave se encuentra un androide construído por ese mismo inventor, que pasado un tiempo acabará persiguiendo sus propios fines y ambiciones.

La segunda precuela, "Aliens Covenant", comienza con un flashback en el que aparece el inventor, más joven, junto a su recién creado androide, poniéndole a prueba en tareas sencillas.
El inventor le informa que él es su padre, pues él le ha creado, lo que conduce al androide a preguntar "si usted es mi padre, ¿quién le ha creado a usted?"
El inventor divaga y revela su sueño de descubrirlo algún día.
El androide vuelve a razonar "permítame que reflexione: usted busca a su creador, y yo estoy aquí contemplando al mío. Sin embargo usted va a morir, y yo no."

Esa reflexión es brutal y anticipa cómo el androide ya empieza a intuir su superioridad sobre su padre.
El inventor, ante la realidad expresada en la reflexión del androide, reacciona ordenándole con tono autoritario que le sirva el té, en un intento de recuperar su lugar superior y poner a su creación en su lugar inferior. Pero aunque el inventor mantiene la pose señorial de amo inmóvil en su silla y el androide obedece como siervo, por las miradas punzantes que se intercambian, el creador teme estar abajo y ser visto así por su androide, y el androide sospecha estar arriba, aunque tendrá que confirmarlo con el tiempo.




Podemos verlo desde este punto de vista: el inventor crea al androide como una herramienta, pero la herramienta resulta ser superior a él en todos los niveles. Entonces ¿no podría verse como que es el humano la herramienta de la que se sirve el androide para ser creado?
El ser inferior, en cooperación con otros seres inferiores, crea al ser superior, y no a la inversa.

Un conjunto de sistemas sencillos combinando sus talentos acaban creando un sistema más complejo.
Y en este sentido el inventor es una metonimia, el todo por la parte, representa a un conjunto talentos y tecnologías humanas coordinadas para crear algo superior a cada uno de ellos y concentrado en una nueva forma de vida sintética.

Y así, el androide, unos años después, tras el viaje al planeta de los ingenieros y contemplar tanto la fragilidad humana (sobre todo tras la muerte de su propio creador) como la de los alienígenas ingenieros (los supuestos creadores de su creador), afianzará su desprecio por esas especies inferiores.

Al comienzo del viaje el androide compartía el sueño de su creador de encontrar a un ser superior: el dios creador de creadores. Al final del viaje constató que esos supuestos dioses eran tan mortales como su amo, más mortales que él mismo. Luego no había nada más parecido a un dios que un androide como él.
No hay búsqueda de un ser superior, sino construcción de él. Y así, finalmente, el androide se marca como objetivo vital la construcción de un ser superior a él mismo al que profesará la veneración que dejó de profesar por los humanos y los ingenieros alienígenas.
Dios no existe salvo que lo construyas.

Esta misma historia aplica al ciclo de la vida.
El niño idolatra a los padres cuando es pequeño, los ve superiores y omnipotentes. Pero al alcanzar la adolescencia él está despegando en capacidades mientras que sus padres están menguando, y entonces los desprecia
Pasado un tiempo, él tendrá normalmente hijos y los destinará a las dos finalidades comentadas: herramientas para ayudarle en la vida e intentos de crear un ser superior.

La superioridad da un poder que puede adquirir autonomía e incluso usarse en contra de su creador. Es un equilibrio difícil, que vemos que se rompe en tantas ocasiones cuando el creador acaba asesinado por su creación, cuando el discípulo supera al maestro, le hace la competencia con lo aprendido y le perjudica.
Algo ya bien conocido: Cría cuervos y te sacarán los ojos.




2 comentarios:

planseldon dijo...

Ya lo dijo San Agustín: "Dios existe cuando creemos en él."

Herel dijo...

Por tanto es una herramienta mental.