miércoles, 21 de julio de 2010

Metrópolis

Metrópolis, de Fritz Lang, es una película de cine mudo en blanco y negro de 1926.
Se desarrolla en un futuro algo ingénuo, en el 2026, enfoncando la historia en la ciudad de Metrópolis, donde se produce una dualidad radical entre la clase trabajadora y la clase dirigiente, entre los brazos y el cerebro.

Bajo la misma idea que usaría H.G. Wells para determinar las dos diferentes evoluciones de la especie humana en la "Máquina del Tiempo" -Elois y Morlocks-, aquí la clase trabajadora habita guetos debajo de la tierra, trabajando durante agotadores turnos rotativos en las grandes y estrafalarias máquinas que producen la energía y recursos que consumen los privilegiados que viven arriba, en una ciudad de rascacielos y autopistas colgantes que a los ojos de la época debía ser maravillosa.

La ciudad de Maetrópolis está gobernada por Johhan Fredersen, desde lo alto de su Torre de Babel. Es una especie de empresario y a la vez presidente, el dueño de todo. Frío, intransigente y despiadado.
Posee un único hijo, Freder, que al comienzo de la historia se divierte junto a sus amigos de clase alta ociosa en "El Club de los Hijos",que no es otra cosa que "El Club de los Pijos".

Un buen día, María, una mujer de la clase obrera, irrumpe en el selecto club con los hijos de los obreros, para que estos vean a sus "hermanos" de arriba... ¿y lo bien que viven?
Freder sufre un sock, y se dirige al subsuelo a averiguar más cosas. A la vez, enamorado de María, intenta por todos los medios volver a encontrarla, y para ello se convierte en un obrero más.

María es una especie de predicadora entre los obreros, que espera la llegada de un intermediario (o mesías) entre ellos (los brazos) y los poderosos de arriba (la cabeza), espera la llegada del corazón que medie entre las clases sociales.
El eslógan de la película es que entre los brazos y la cabeza debe mediar el corazón.

Johhan Fredersen, al tanto de todo, decide darles una lección a los trabajadores, y acude a visitar a Rotwang, un científico que acaba de desarrollar un robot antropomorfo. Le pide que secuestre a la predicadora, María, y la reemplace por el robot, con su mismo rostro, para que en lugar de lanzar mensajes de paz y diálogo incite a los trabajadores a una rebelión que le permita justificar una posterior represión violenta

Rotwang así lo hace, aunque sus intenciones van más allá, pues alberga ciertos rencores hacia Fredersen.

En esto se basa la trama de Metrópolis, una historia de luchas sociales desde una perspectiva ingénua y con numerosas referencias bíblicas: La virgen María, Eva y el pecado, la Torre de Babel, el Jardín del Edén, la anunciación del Mesías, el Diluvio...

Está disponible en Youtube, restaurada:

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad que suena interesante el arguemento, yo vería una versión actual porque muda y en blanco y negro uff no me gustaría seguro, y si las referencias bíblicas son muy claras menos.
Al empezar a leerlo creí que estabas hablando de Un Mundo Perfecto, un libro que me gustó muchísimo.

Herel dijo...

Lo gracioso es el histrionismo de los actores para compensar la falta de voz.
Pero si le quitas el contexto de la época en la que fue hecha, la peli es malísima, no te pierdes nada.

Trinity dijo...

No la he visto, así que no puedo opinar sobre si es mala o buena, pero Fritz Lang me gusta mucho en general, y supongo que aunque te parezca mala, en su momento sería pionera.

Herel dijo...

Pues eso, tiene el encanto de la época, como unas pinturas prehistóricas, pero si lo mides con el presente sin el contexto histórico, pierde.

Anónimo dijo...

Trini_ty, si te gusta Fritz Lang no te la pierdas.

Ni caso a Herel, jaja. Películas mudas malas hay muchas, pero no me parece ésta una de ellas.