Más allá de la vuelta de media hora en bici que dí el Sábado, el Domingo pensaba dar una mayor, pero como el día anterior acabé con unas agujetas tremendas tras mes y medio de confinamiento, el Domingo por la mañana decidí no salir, muy a mi pesar.
Lo hice por la tarde, rodando directamente hacia El Retiro, que como todos los parques estaba cerrado, pero sus aceras perimetrales servían de circuito circular a una riada de corredores. Luego subí por Velázquez y en cierto momento me desvié hacia la Castellana, prácticamente vacía de coches como todo el recorrido, y por la que subía una columna regular de ciclistas ocupando el carril derecho de la banda central, a la que me uní. La mayoría se disolvió en Plaza Castilla, pero yo seguí con un grupo más reducido para aprovechar y llegar hasta las 4 torres ... que ya son 5.
Luego bajé de nuevo por Castellana. La bajada fue más anárquica, ya que conforme nos acercábamos al centro, los ciclistas se tomaban la libertad de abrirse a más y más carriles. Y no porque fuéramos muchos, sino porque al ser los coches casi inexistentes los ciclistas se confiaban y se adueñaban del asfalto, como también están haciendo los peatones estos días que ya hasta caminan por las calzadas de espaldas al tráfico y sin mirar. Era como una bicicrítica pero con 4 gatos copando los carriles.
Tiré por Gran Vía todo recto hasta el arco de Moncloa. Ya de noche bajé bordeando un Parque del Oeste con bastante gente paseando, y la ribera del Manzanares tanto de lo mismo. Hace un tiempo casi veraniego y se está muy agusto a esas horas.
Cornicabras
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Las laderas de los montes están cubiertas por un bosque bajo de encinas y
cornicabras, que en esta época del año salpican de ocres y rojos el
paisaje. En l...
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