sábado, 19 de agosto de 2017

El ciudadano reportero

A raíz de la matanza del pasado jueves en Las Ramblas de Barcelona y los numerosos vídeos "amateur" del suceso, ha surgido en las redes el debate sobre si se debe grabar o no a las víctimas, llegando algunos de los partidarios de la censura a insultar y denostar a los particulares que pudieron registrar con sus móviles las imágenes más cercanas y crudas del suceso.
Yo personalmente sí estoy a favor de estos periodistas callejeros improvisados, que por estar en el lugar y momentos exactos, nos pueden ofrecer el mejor relato de lo que ha pasado: imágenes.

Destacar el vídeo de un hombre que graba los cuerpos tendidos en la calle, mientras repite "hijos de puta", y hasta que un policía le grita que se largue.
Para mí su vídeo es perfectamente correcto: nos da una visión del ambiente tras el atropello, del dolor, del nerviosismo, de las víctimas...
Pero no se centra en ninguna de ellas
. Y los demás vídeos que he visto son de este estilo, mostrando el panorama general mientras el cámara se mueve al azar, o tomados desde la distancia.
Un vídeo denostable ciertamente sería por ejemplo uno en el que el reportero se acercara a uno de los cuerpos y mostrara un primer plano de su rostro desencajado (*), manipulara la posición del cuerpo para aumentar el dramatismo... ese tipo de cosas que sabemos que se hacen. Y más fácilmente cuando los medios oficiales tienen la exclusiva y no hay imágenes amateur de contraste, ni gente grabando también a los que graban.

Me parece fundamental que la gente grabe todo lo que pueda cuando presencia altercados, actuaciones policiales y sucesos de emergencia de todo tipo. Desde la distancia y mostrando un contexto lo más amplio posible.
Y es fundamental, porque sin este material, los medios oficiales y la policía nos van a contar la historia que les dé la gana y les convenga.

* Edito. Unos días después se ha difundido una foto del rostro de uno de los terroristas tras ser abatido, de la forma que describí. Sin duda con intenciones revanchistas o vengativas inútiles, porque de los muertos no se puede uno vengar, están fuera de toda jurisdicción, incluso aunque creyeran en otras vidas, hasta las fantasías terminan tras la vida. A los muertos se la suda todo.

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