miércoles, 28 de marzo de 2012

El lenguaje de la televisión

No hace falta mucho esfuerzo para darse cuenta de que prácticamente cualquier anuncio publicitario se está dirigiendo a nosotros en mensaje y tono como si fuéramos subnormales.

Aunque no veamos la tele, podemos escuchar y toparnos pasivamente a lo largo del día con varios de estos mensajes que presuponen al destinatario sumido en un estado de atontamiento, o al contrario, le tratan como a un tonto para provocar la respuesta de un tonto.

Es algo que demostradamente funciona.

4 comentarios:

Piedra dijo...

http://www.ivoox.com/felix-rodrigo-mora-el-adoctrinamiento-la-audios-mp3_rf_1016035_1.html

Es un audio de unos 15 minutos.


Todos los anuncios nos presentan basura inutil, disfrazada de necesidad y a veces camuflada tras nuestros instintos más básicos y primitivos.

Zuviëh S.F. dijo...

Y anda que no da rabia cuando encima te das cuenta que te han hecho desear lo que ofrecen!

Ada dijo...

Hay un factor en los anuncios que me gusta que representa un mundo ideal; si reflejasen la realidad, nos tiraríamos todos por la ventana. Por ese motivo, porque representan algo que no existe pero que es bonito o cool, deseamos esos productos maravillosos anulando -muchas veces- nuestra capacidad de criterio.

Trinity dijo...

Conmigo no funcionan los anuncios, porque no los veo. Además antes hacían el truco de subir el volumen, y justamente hacía lo contrario, quitárselo.

Estaba viendo los Simpson, y en cuanto han puesto 6 min de publicidad, hace un rato, he apagado la TV. Y en general, cuando la veía más, en esos momentos desconecto totalmente la cabeza. Incluso he quedado mal en "sociedad" cuando dicen: si hombre, la música del anuncio tal, o el anuncio en que sale un pareja que...Siempre tenía que confesar que ni idea.

Si los publicistas dependieran de personas como yo para el consumo, quebrarían en 2 días. Y que conste que no pongo un escudo especial para que esto sea así, me resulta innato. La única etapa en que recuerdo saberme los anuncios y que me creaban la necesidad de querer las cosas, era de niña, en la época de Navidades, donde "todo me lo pedía".