Este libro, escrito por un par de alemanes, habla de un mundo cada vez más dominado por la multinacionales, donde las naciones se dividen entre mercados de materias primas y mano de obra, y mercados de consumo.
Las naciones productoras de riqueza son el tercer mundo, y los consumidores de la riqueza el primer mundo.
Las multinacionales responden a la ley de la oferta y la demanda, buscando el máximo beneficio con los menores costes -todo por sus accionistas-, entre los mejores postores de los países del tercer mundo, entre los gobiernos corruptos que les permitan expoliar las riquezas naturales sin reparar los daños, entre los países que fijen menos derechos para los trabajadores.
África es un hervidero de conflictos étnicos, genocidios y dictaduras bananeras. Naciones gobernadas por reyezuelos que actúan de sicarios de las Multinacionales, despejándoles el camino para la extracción de petróleo y minerales. Los militares expulsan a los hablitantes de las zonas a explotar, amedentran y asesinan a los que protesten, callan a los afectados por la degradación de su antiguo medio de vida.
La riqueza del país se esfuma, y la pequeña recompensa se la reparten las élites bananeras. El pueblo se queda sin nada: no sólo no participa de los beneficios, sino que pierde la capacidad de generarlos, pierde sus tierras, ocupadas, y arruinadas las aledañas por los vertidos de las explotaciones mineras y petroleras.
Es paradójico que cuando en una región subdesarrollada se descubre algún tipo de riqueza, alguien está de buena suerte, alguien se va a enriquecer, pero no serán sus habitantes, que serán eliminados bajo cualquier excusa de modo que parezca un conflicto interno étnico, de modo que no alarme demasiado a la opinión pública del primer mundo, de modo que ninguna multinacional implicada pueda recibir mala publicidad.
Si a esto sumamos las impagables deudas contraídas mismamente por unos gobiernos corruptos que han empleado los dineros prestados para el enriquecimiento personal y sufragar sus guerrillas por el poder, en lugar de para invertir en el desarrollo de sus países, aquello es un sálvese quien pueda.
Si el presidente de la comunidad de vecinos pide un préstamo millonario para unas obras en el edificio, pero finalmente se lo gasta en temas personales, ¿debe la comunidad de vecinos hacerse cargo de la deuda?
¿Entonces por qué los ciudadanos de un país deben hacerse cargo de la deuda contraída por unos líderes corruptos?
Y no sólo de líderes corruptos, los ciudadanos pagan las deudas de bancos, de multinacionales...
Pues sí, trabajamos para una gran ONG destinada a proteger a los ricos... aunque a diferencia de la mayor parte del mundo, recibimos algo a cambio.
Salamandra de Gredos
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La mayor parte de los montes están recubiertos de pinar de repoblación, y
sólo en algunas laderas se conserva el robledal autóctono, que a media
ladera es ...
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