Cornicabras
-
Las laderas de los montes están cubiertas por un bosque bajo de encinas y
cornicabras, que en esta época del año salpican de ocres y rojos el
paisaje. En l...
miércoles, 29 de junio de 2011
lunes, 27 de junio de 2011
viernes, 24 de junio de 2011
martes, 21 de junio de 2011
Bajo la solana
Salí sobre las 7.15 de la mañana, pasando algo de fresquito los primeros minutos, pero a las 8:30, en el carril bici del Colmenar, a poco de llegar a Tres Cantos, el sol ya pegaba cosa fina.
Tras dejar atrás Colmenar me metí por una vía pecuaria que había examinado desde Google Earth, con la intención de recorrer la zona baja del Embalse de Santillana, por la que nunca antes había estado.
La pista de tierra, descendente y llena de baches, fue un gran alivio para mis energías y mi culo después de dos horas y media pedaleando cuesta arriba por el carril bici.
Tras atravesar la vía del tren por un túnel, un cartel nos da la bienvenida al parque natural de la Cuenca Alta del Manzanares.
La gran cuesta abajo se termina al alcanzar el paso sobre río Manzanares, aguas abajo del Embalse de Santillana, que por aquí discurre por una vaguada abierta, aunque más adelante se encajona de nuevo entre paredes de granito.
Al otro lado, el camino, cortado por una gran finca vallada, gira para seguir en paralelo al río a poca distancia, hasta llegar a la carretera de Cerceda, que sobrevuela la zona por un puente.
Veo que por aquí viene el GR-124 y decido seguirlo en sentido contrario, tomando la pista que asciende a mano derecha por detrás de mí, rodeando la gran finca que cortaba la dirección principal. Espero cruzar al otro lado de la carretera más adelante...
Ahora toca cuesta arriba por una pista ancha llena de pedroleras y alguna que otra balsa de arena.
Después de tanta bajada subo descansado, como si fuera un paseo, y lo único que más adelante empezaré a notar es la solana que me está cayendo en la cabeza por esos parajes sin sombra, y la escasa y cada vez más calentorra provisión de agua que llevo conmigo.
Hago una parada para comerme todo el chocolate que llevo, reblandecido, antes de que el calor lo termine de convertir en una papilla intragable.
Hacia el Norte, a mi derecha veo las paredes de la Pedriza Anterior y la Cuerda Larga, salvo cuando Cabeza Illescas y los cerros anexos las tapan, y hacia el Sur, a mi izquierda, puntualmente se abre un hueco a través del cual se divisa Madrid, básicamente las cuatro torres.
Al poco de pasar unas construcciones del Canal de Isabel II, desde un alto diviso las crestas de la Sierra de Hoyo y el camino que sigo no tiene pinta de tener una escapatoria hacia la carretera antes de llegar a Cerceda, así que me doy media vuelta.
Y volviendo, me topo con una fuente-abrevadero que no había visto a la ida, la Fuente de las Liebres. Pruebo el agua: está fresca pero tiene un sabor muy fuerte a caño, así que prefiero no arriesgarme y tratar de aguantar con mi menos de medio litro de agua calentorra.
Como había estado subiendo, el regreso es una bajada divertidísima, de llevar el culo levantado del asiento y lidiar con algunas zonas de pedrolos o arena que se te lleva la dirección.
Una vez de nuevo junto al Río Manzanares, cruzo la carretera de Cerceda por debajo del puente y en lugar del GR-124, sin cruzar el río, tomo otra vía pecuaria a mano derecha.
La pista, en lugar de discurrir por los frescos valles, va subiendo y bajando por los montes, encajonada entre fincas celosamente valladas y prohibiendo el paso. Voy acabando con el agua bajo un sol de rigor, aunque cada trago que doy a la botella se me revuelve el estómago del caldo en que se ha convertido.
En cierto momento la pista que iba siguiendo desemboca en una fuerte curva donde la continuación es algo confusa.
La pista sigue más marcada por vehículos hacia arriba, pero decido tirar hacia abajo, por un sendero borroso entre pastos verdes que se sumerge en una fresneda. El frescor y la sombra que dan los fresnos merecen la pena.
La mancha de fresnos, ubicada en un hoyo, desaparece cuando el terreno comienza una ascensión hasta un altillo, desde el que vuelvo a tener amplias vistas de la sierra a mis espaldas, de Madrid hacia el frente, y de la carretera de Hoyo de Manzanares a poca distancia.
Ya sólo tengo que dejarme caer desde el alto en el que estoy para alcanzar dicha carretera.
Carretera arriba se abre la pista que lleva hacia el Puente de la Marmota y de ahí a Tres Cantos, pero como estoy muerto de sed, tiro en dirección contraria, rumbo a Colmenar a ver si puedo beber algo por allí.
La carretera se precipita hacia la hoya de granito por la que discurre el Río Manzanares, un gran descenso hasta la pequeña presa del Grajal que luego hay que volver a subir por el otro lado. Esta carretera cuenta con buenas condiciones para circular por ella en bici. Tiene poco tráfico; los carriles son estrechos, invitando a los conductores a no correr, y además están recortados en los laterales con una franja de diferente tono que se asimila a un carril bici que muerde la calzada. Aunque no he visto aún indicación que así lo establezca, en la práctica funciona como tal.
Atravieso Colmenar Viejo por uno de sus carriles bicis, pero éste discurre por zonas de barrios nuevos, sin bares ni fuentes a la vista (y por no haber no hay apenas ni edificios ni gente).
Me limito a refrescarme metiendo la cabeza en un aspersor de riego de un parque y continúo hasta el carril bici principal, hasta la primera gasolinera de la M607, donde me tomo un refresco frío que me salva la vida, y lo que me queda hasta Madrid.
Llegué con la piel roja achicharrada, las marcas de las gafas, los guantes y el culotte. Menos mal que ya había ido cogido moreno poco a poco en días anteriores, que si no acababa despellejado.
109 kilómetros en 6 horas y media.
Tras dejar atrás Colmenar me metí por una vía pecuaria que había examinado desde Google Earth, con la intención de recorrer la zona baja del Embalse de Santillana, por la que nunca antes había estado.
La pista de tierra, descendente y llena de baches, fue un gran alivio para mis energías y mi culo después de dos horas y media pedaleando cuesta arriba por el carril bici.
Tras atravesar la vía del tren por un túnel, un cartel nos da la bienvenida al parque natural de la Cuenca Alta del Manzanares.
La gran cuesta abajo se termina al alcanzar el paso sobre río Manzanares, aguas abajo del Embalse de Santillana, que por aquí discurre por una vaguada abierta, aunque más adelante se encajona de nuevo entre paredes de granito.
Al otro lado, el camino, cortado por una gran finca vallada, gira para seguir en paralelo al río a poca distancia, hasta llegar a la carretera de Cerceda, que sobrevuela la zona por un puente.
Veo que por aquí viene el GR-124 y decido seguirlo en sentido contrario, tomando la pista que asciende a mano derecha por detrás de mí, rodeando la gran finca que cortaba la dirección principal. Espero cruzar al otro lado de la carretera más adelante...
Ahora toca cuesta arriba por una pista ancha llena de pedroleras y alguna que otra balsa de arena.
Después de tanta bajada subo descansado, como si fuera un paseo, y lo único que más adelante empezaré a notar es la solana que me está cayendo en la cabeza por esos parajes sin sombra, y la escasa y cada vez más calentorra provisión de agua que llevo conmigo.
Hago una parada para comerme todo el chocolate que llevo, reblandecido, antes de que el calor lo termine de convertir en una papilla intragable.
Hacia el Norte, a mi derecha veo las paredes de la Pedriza Anterior y la Cuerda Larga, salvo cuando Cabeza Illescas y los cerros anexos las tapan, y hacia el Sur, a mi izquierda, puntualmente se abre un hueco a través del cual se divisa Madrid, básicamente las cuatro torres.
Al poco de pasar unas construcciones del Canal de Isabel II, desde un alto diviso las crestas de la Sierra de Hoyo y el camino que sigo no tiene pinta de tener una escapatoria hacia la carretera antes de llegar a Cerceda, así que me doy media vuelta.
Y volviendo, me topo con una fuente-abrevadero que no había visto a la ida, la Fuente de las Liebres. Pruebo el agua: está fresca pero tiene un sabor muy fuerte a caño, así que prefiero no arriesgarme y tratar de aguantar con mi menos de medio litro de agua calentorra.
Como había estado subiendo, el regreso es una bajada divertidísima, de llevar el culo levantado del asiento y lidiar con algunas zonas de pedrolos o arena que se te lleva la dirección.
Una vez de nuevo junto al Río Manzanares, cruzo la carretera de Cerceda por debajo del puente y en lugar del GR-124, sin cruzar el río, tomo otra vía pecuaria a mano derecha.
La pista, en lugar de discurrir por los frescos valles, va subiendo y bajando por los montes, encajonada entre fincas celosamente valladas y prohibiendo el paso. Voy acabando con el agua bajo un sol de rigor, aunque cada trago que doy a la botella se me revuelve el estómago del caldo en que se ha convertido.
En cierto momento la pista que iba siguiendo desemboca en una fuerte curva donde la continuación es algo confusa.
La pista sigue más marcada por vehículos hacia arriba, pero decido tirar hacia abajo, por un sendero borroso entre pastos verdes que se sumerge en una fresneda. El frescor y la sombra que dan los fresnos merecen la pena.
La mancha de fresnos, ubicada en un hoyo, desaparece cuando el terreno comienza una ascensión hasta un altillo, desde el que vuelvo a tener amplias vistas de la sierra a mis espaldas, de Madrid hacia el frente, y de la carretera de Hoyo de Manzanares a poca distancia.
Ya sólo tengo que dejarme caer desde el alto en el que estoy para alcanzar dicha carretera.
Carretera arriba se abre la pista que lleva hacia el Puente de la Marmota y de ahí a Tres Cantos, pero como estoy muerto de sed, tiro en dirección contraria, rumbo a Colmenar a ver si puedo beber algo por allí.
La carretera se precipita hacia la hoya de granito por la que discurre el Río Manzanares, un gran descenso hasta la pequeña presa del Grajal que luego hay que volver a subir por el otro lado. Esta carretera cuenta con buenas condiciones para circular por ella en bici. Tiene poco tráfico; los carriles son estrechos, invitando a los conductores a no correr, y además están recortados en los laterales con una franja de diferente tono que se asimila a un carril bici que muerde la calzada. Aunque no he visto aún indicación que así lo establezca, en la práctica funciona como tal.
Atravieso Colmenar Viejo por uno de sus carriles bicis, pero éste discurre por zonas de barrios nuevos, sin bares ni fuentes a la vista (y por no haber no hay apenas ni edificios ni gente).
Me limito a refrescarme metiendo la cabeza en un aspersor de riego de un parque y continúo hasta el carril bici principal, hasta la primera gasolinera de la M607, donde me tomo un refresco frío que me salva la vida, y lo que me queda hasta Madrid.
Llegué con la piel roja achicharrada, las marcas de las gafas, los guantes y el culotte. Menos mal que ya había ido cogido moreno poco a poco en días anteriores, que si no acababa despellejado.
109 kilómetros en 6 horas y media.
miércoles, 15 de junio de 2011
indignao howto
Aclaración: Ni todos los indignaos son acampaos, ni todos los acampaos son perroflautas, ni todos los perroflautas tienen perro, ni todos los perros tienen perroflauta.
Vídeos:
la casa encantada
-¡Pues no sabía que trabajabas en el museo!
-Sí trabajo en (...) del museo y llevo ya dos meses.
-¿Y puedo ir a verte?
-Claro.
-¿Cuándo?
-Mira tía, tú vienes cuando te salga del papo, me llamas por el móvil, voy a buscarte y te enseño el museo (...). Y luego digo que eres mi prima y me voy por la cara, comemos en un buffet, y luego si eso nos vamos a la casa encantada.
-¿La qué?
-...la Casa Encendida...
-¡Eso eso, la Casa Encendida!
-Sí trabajo en (...) del museo y llevo ya dos meses.
-¿Y puedo ir a verte?
-Claro.
-¿Cuándo?
-Mira tía, tú vienes cuando te salga del papo, me llamas por el móvil, voy a buscarte y te enseño el museo (...). Y luego digo que eres mi prima y me voy por la cara, comemos en un buffet, y luego si eso nos vamos a la casa encantada.
-¿La qué?
-...la Casa Encendida...
-¡Eso eso, la Casa Encendida!
(conversaciones arrastradas por el viento)
lunes, 13 de junio de 2011
viernes, 10 de junio de 2011
problemas y jerarquías
Un teniente militar tiene la tarea de erigir un mástil de 10 metros, cuando dispone sólo de una cuerda de 7 metros y carece de máquinas u otras ayudas para el propósito.
¿Cómo lo consigue?...
Fácil: busca al suboficial de más graduación y le ordena "¡Sargento, suba ese mástil!".
¿Cómo lo consigue?...
Fácil: busca al suboficial de más graduación y le ordena "¡Sargento, suba ese mástil!".
(El Mundo al Final del Tiempo, Frederik Pohl)
martes, 7 de junio de 2011
miércoles, 1 de junio de 2011
¡Que no, que no, que no me representan!
Pues no, no me equivocaba con mis temores.
Les canto a los acampados en Sol ¡QUE NO ME REPRESENTAN!.
Espero que el movimiento antisistema siga por otros cauces, pero esa céntrica plaza "okupada" y las reivindicaciones y políticas parasitarias, demagogas y estupidizoides de sus colectivos no tienen nada que ver con mis ideales, y creo que tampoco con los planteamientos de Democracia Real Ya, cosa que ya reconocieron en una de las asambleas, si no escuché mal.
Y no entro en detalles...
Les canto a los acampados en Sol ¡QUE NO ME REPRESENTAN!.
Espero que el movimiento antisistema siga por otros cauces, pero esa céntrica plaza "okupada" y las reivindicaciones y políticas parasitarias, demagogas y estupidizoides de sus colectivos no tienen nada que ver con mis ideales, y creo que tampoco con los planteamientos de Democracia Real Ya, cosa que ya reconocieron en una de las asambleas, si no escuché mal.
Y no entro en detalles...
la gueal diplomacia es portada
Una de las actitudes de los indignados difundidas por los medios de comunicación es su crítica a los periodistas por la manipulación de la información.
Ahora el guey es portada en la prensa acusando a los periodistas de manipular la información sobre su estado de salud: "lo que os gusta es matarme"... ¿Merece eso ser portada?
Yo, ahí no veo más que otra campaña en su línea oportunista de tratar de apuntarse un tanto apostando a caballo ganador. O si no puede apostar al ganador, intentar congratularse con él, abucheando a su rival, pero de forma simpática y anecdótica, que la vida da muchas vueltas y el buenoportunista diplomático no debe mojarse nunca de forma irreversible. Digámoslo así: una mini-indignación para la foto y ya.
Algunos políticos ya trataron de "hacerse los amigos" de los manifestantes de forma ridícula, como si las protestas no fueran contra ellos. No, no podéis estar con nosotros porque nosotros estamos contra vosotros, y si no habéis cambiado las cosas en todo este tiempo, ¿a quién queréis engañar con eso de que estáis con nosotros?, en todo caso lo único que demostráis es ser unos oportunistas.
La casa gueal es el mismo caso, sólo pueden esconderse o limitarse a hablar sobre las mariposas o el tiempo que hace en Albacete hasta que todo acabe para no enfurecer más a los manifestados, pues creo que son mayoría los queestán estamos deseando ponerles de patitas en la calle, dentro del plan de eliminación de gastos supérfluos.
Pero claro, han visto que los indignados están contra la prensa, y como el pueblo es gilipollas, quizá si el guey aperece como víctima de la manipulación de los medios (que como todos sabemos son super-mega-antimonárquicos... ejem) y se indigna contra ellos, entonces el pueblo aplicará lo de "los enemigos de mis enemigos son mis amigos".
Al menos la jugada del "¡Por qué no te callas!" con Chávez, bien elegido y estudiado el blanco y las consecuencias previamente, le salió estupendamente, consiguió levantar simpatías y ganar admiradores.
Esta regañina a la prensa no es más que un estudiado acto de diplomacia con el pueblo, a mis ojos.
Ahora el guey es portada en la prensa acusando a los periodistas de manipular la información sobre su estado de salud: "lo que os gusta es matarme"... ¿Merece eso ser portada?
Yo, ahí no veo más que otra campaña en su línea oportunista de tratar de apuntarse un tanto apostando a caballo ganador. O si no puede apostar al ganador, intentar congratularse con él, abucheando a su rival, pero de forma simpática y anecdótica, que la vida da muchas vueltas y el buen
Algunos políticos ya trataron de "hacerse los amigos" de los manifestantes de forma ridícula, como si las protestas no fueran contra ellos. No, no podéis estar con nosotros porque nosotros estamos contra vosotros, y si no habéis cambiado las cosas en todo este tiempo, ¿a quién queréis engañar con eso de que estáis con nosotros?, en todo caso lo único que demostráis es ser unos oportunistas.
La casa gueal es el mismo caso, sólo pueden esconderse o limitarse a hablar sobre las mariposas o el tiempo que hace en Albacete hasta que todo acabe para no enfurecer más a los manifestados, pues creo que son mayoría los que
Pero claro, han visto que los indignados están contra la prensa, y como el pueblo es gilipollas, quizá si el guey aperece como víctima de la manipulación de los medios (que como todos sabemos son super-mega-antimonárquicos... ejem) y se indigna contra ellos, entonces el pueblo aplicará lo de "los enemigos de mis enemigos son mis amigos".
Al menos la jugada del "¡Por qué no te callas!" con Chávez, bien elegido y estudiado el blanco y las consecuencias previamente, le salió estupendamente, consiguió levantar simpatías y ganar admiradores.
Esta regañina a la prensa no es más que un estudiado acto de diplomacia con el pueblo, a mis ojos.
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