¿Aparecerá el 4?

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Habrá que investigar...
...
o hacer que busquen por nosotros

Memo d'esos, musical

Tomando el testigo de Egocéntri-neke, paso a rellenar esto que llaman "memo" musical:

Cuánta música tengo en mi ordenador:
En mi ordenador he tenido que aligerar bastante; lo que he sacado puede ocupar unos 3 CD-ROM, y actualmente conservo lo más reciente, algunas canciones que me gusta oir con frecuencia y la sección de la "chason francesa" para practicar el oído. En total 1'07 Gb de música ajena en el disco duro (con algún que otro videoclip), 2'48 Gb de lo mío (casi todo en WAV, de ahí el tamaño), y 1'67 Gb entre grabaciones y ensayos de mi ex-grupo: Total: 5,22 Gb de mi disco duro dedicados a ficheros musicales; la mayor parte personales.

Último disco que me compré: Ya ni me acuerdo... pudo ser uno de Astrud o el recopilatorio con toda la discografía de Nino Bravo.

Canción que estoy escuchando ahora:
Ahora mismo nada, el ruido de la calle por la ventana... una taladradora por ejemplo.

Cinco discos de entre mis favoritos, sin ordenar alfabéticamente:
* Discografía completa de Nino Bravo: Imprescindible.
* The Best of New Order: A destacar cuatro o cinco canciones, pero muy importantes, en especial "Regret".
* 24 Páginas Inolvidables, de Serrat. No puede faltar en el coche para hacer un largo viaje.
* Introspective, de Pet-Shop-Boys. En especial los temas "Left to my own devices" y "I'm not scared".
* ...

Un cáctus fumador pasivo

Me lo compré hará un año, y andaba casi muerto el pobre; sus antes esbeltas torres verdes se habían vencido arrugándose y tornándose grisáceas. El caso es que vengo utilizando la maceta como cenicero desde hace un mes y el cáctus empieza a levantar cabeza, su ángulo de erección ha vuelto a aumentar.
Puede que el resurgimiento obedezca a otras causas, igual lo riego más para apagar los cigarros, y le dá más el sol, llega el calor, o puede que sea la mierda que le estoy echando: nicotina, amoniaco, alquitrán, monóxido de carbono.

Lo único que tengo claro es que a mí el tabaco no me sienta tan bien como a él; prueba empírica de que no soy un cáctus.

Sin palabras

A veces uno no sabe qué decir, quizá no encuentra las palabras, o quizá las palabras que necesitaría no existen en su cabeza, pero siempre existen en algún lugar.

Y yo me iré

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico...

Y yo me iré, y estaré solo, si hogar, sin árbol
verde, sin MI PASADO,
sin cielo azul y plácido...
y se quedarán los pájaros cantando.

El viaje definitivo, Juan Ramón Jiménez (modificado)

Por La Pedriza

Nada se mueve entre las columnas de los pinos de repoblación. Ramas secas bajo una umbría donde nada crece. Es primavera y el suelo es un lecho de muerte de hojas y de silencio.

Me vienen bastante bien mis escapadas en solitario a la sierra; regreso distinto, más recompuesto... y con unos bonitos tatuajes en las piernas: cortes y arañazos.

El Sábado, después de una apacible y larga comida en una terraza en Guadarrama, ya a media tarde me animé a ir hasta La Pedriza, esperando encontrar el panorama de siempre cuando empieza el calor y más en Sábado: lleno total de coches de familias que van a pasar el día que se mezclan con los escaladores, los trotacaminos y los vivaqueros que llegan tarde para pasar la noche en cualquier lugar a pesar de que está prohibida la acampada, algunos hasta se llevan los tambores que tan de moda han estado (deseo fervientemente que termine esa moda) y que resuenan por todo el valle a pesar de que... (sí, nuevamente) está prohibido hacer ruido.

Pero, llegué a una hora en la que la gente más bien regresa que va, con tres horas de luz de ventaja al ocaso, y en cierto modo te entra un regustillo optimista cuando te cruzas con los que vuelven, regustillo que se invierte cuando tú vuelves y te cruzas con los que van. Parece que cuando oscurece todo va volviendo a la calma... te quedas tú solo... con los ecos de la lejanía. Vayas donde vayas siempre oyes a la humanidad.

Siento ruido siento gente, siento quince siento veinte.