El otro día salí algo tarde a dar una vuelta por la Casa de Campo, de modo que me oscurecería al regreso. Y para mi sorpresa me topé con un jabalí adulto. Nos quedamos unos segundos observándonos y finalmente me rodeó. Caminaba tres pasos, se detenía, caminaba tres pasos, se detenía, y así se fue alejando. En lugar de seguirlo, caminé en dirección opuesta y luego rodeé toda la zona con la esperanza de reencontrarlo al cabo de un rato, pero no ocurrió.
Hoy no lo ví, pero sí sus huellas, y las de otros, en un barrizal.
De tanto en tanto aparecen jabalíes por aquí, que deben de llegar desde El Pardo, pero no creo que duren mucho, pues no tienen donde esconderse en este bosque urbano tan trillado. Deben sentirse como Rambo en "Acorralado", con cientos de soldados peinando el monte.
Salamandra de Gredos
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La mayor parte de los montes están recubiertos de pinar de repoblación, y
sólo en algunas laderas se conserva el robledal autóctono, que a media
ladera es ...