El cañón del río Lozoya con un verdor exultante de prados y fresnedos, contrastando con los farallones de dolomías terrosas que se levantan en este tramo.
En las laderas calizas hay sectores por donde el ganado hace años que no pasa, y han sido reconquistadas por selvas de espinos, zarzas, y arces silvestres.
Las zonas de pizarras son menos exuberantes: enebros dispersos, jarales no demasiado altos, y pinos de repoblación. Incluso los jarales más abigarrados -que no fue el caso- me parecen jauja al lado de los zarzales.
Y muchas flores de todo tipo por todas partes. De hecho esta es una zona de apicultura. Esto me causó un tremendo martirio pues soy alérgico al polen.
La sierra de Ayllón está salpicada de tainas, para guardar el ganado, la mayoría en ruinas. Pocas conservan techumbre alguna, como ésta, en la que además había restos de uso reciente en forma de "bolitas negras".
Salamanquesa en el techo de una covacha.
Araña de la amapola
Ejemplar de carraleja de gran tamaño.
El pajarillo éste correteaba por el suelo, pues aún no sabía volar, y corrió a refugiarse en un agujerillo de tan poco fondo que le quedó asomando la cola. Permanecía así cual avestruz ignorando su visibilidad.
Su familia andaba cerca y comenzaron a revolotear y chillar cuando le agarré.
Buscando en la página de
SEO he visto que se trata de un avión... y no de un tractor como pensé al principio.
Al pie de unos farallones yacía el cadáver pestilente de un cánido ¿quizá un lobo?. Sólo quedaban de él los huesos y el pelaje formando una composición macabra. Se podría pensar que murió herido tras caer desde las alturas.
Cerca de ahí encontré también el esqueleto completo de una oveja.