sábado, 30 de julio de 2016

Calores

En época calurosa la ciudad tiene problemas añadidos, como el hecho de que toda la superficie hormigonada y artificial así como la densa atmósfera contaminada retengan el calor formidablemente, rezumándolo e impidiendo que por las noches refresque de chaquetilla como ocurre en los pueblos.

Pero sobre todo los olores, los sifones se secan, se evaporan, por el calor, y quizá por el menor flujo, y el olor a mierda sale de las alcantarillas y se esparce por ese viento tórrido de secador que sopla por las tardes estos días.

Estos días mismamente he descubierto que las chicharras escupen unas gotas de agüilla, especialmente por las mañanas, no sé con qué intención.

Y hablando de calores:
¿Cómo daría las gracias un portugués en invierno?

...
"abrigado".