Unos podrán pensar que lo han hecho así para contar la verdadera historia evitando la censura, tirando la piedra escondiendo la mano, distorsionando la historia de modo que resulte tan increible que no incomode a los que tienen poder para tomar represalias, pero dejando entre líneas la verdad.
A mí me parece que lo que puede pasar es que pasado un tiempo tú saques el tema del ataque de falsa bandera en una conversación y te salga el iluminado de turno zanjando el asunto con un "Jajajaja, pero si eso fue un documental de broma de Jordi Évole, infórmate mejor antes de hablar".
La documentación sobre la versión extraoficial ya estaba ahí, aquí, en internet. Lo que han hecho con este documental es ridiculizarla, ligándola a un guión fantástico cuyos fragmentos se esparcirán con el tiempo y quizá se remezclarán con los -presuntamente- lícitos envenenándolos de incongruencias.
Y a continuación se equiparan con la broma de Orson Welles sobre la invasión extraterrestre.
"Nosotros por lo menos hemos reconocido que era mentira lo que os hemos contado y que seguro que ha habido otras veces que os han contado mentiras y nadie os lo ha dicho".
Se agradece que nos abran los ojos, sí señor, y que nos recuerden lo que podemos confiar en todos los que han participado en este paripé como periodistas serios.