sábado, 9 de enero de 2021

Nevada en Madrid - Sábado 9

Madrugué bastante para poder ver el estado del centro antes de que la gente lo pisoteara demasiado o empezaran a limpiar.

Lo primero claro es que había que andar por las carreteras aprovechando las rodadas de los prácticamente inexistentes vehículos. Al menos no te hundías tanto al estar la nieve más compactada.

Unos 30 cm. de nieve por las calles, y ramas y árboles caídos por doquier, como si hubiera pasado un huracán.

Al igual que los días anteriores la nieve viene con ventisca del norte-noreste, de modo que esta vez llevé las gafas de ventisca para proteger los ojos. La que no iba muy protegida fue mi cámara, que se fue empañando a lo largo de la jornada. Es sumergible... pero se empaña. 

Venía nevando desde ayer y no paró hasta por la tarde.

Calle Segovia. Varios de los pinos que crecían torcidos en la ladera se han venido abajo sobre los coches. Este espectáculo se repetirá por todas partes.


Cuesta de los ciegos


Calle Segovia. Delante mía el primer esquiador de los muchos que saldrán a intentar hacerse una bajadita por las largas pistas azules.


Acceso a la Plaza Mayor por el arco de Cuchilleros. A mis espaldas una maraña de arbolillos caídos y atravesados.


Puerta del Sol


Gran Vía.


Gran Vía.


Edificio Metrópolis, Gran Vía con Alcalá.


Banco de España.


Cibeles.


Puerta de Alcalá.


Rara vez se veía algún vehículo, y solían ser o taxis con cadenas o vehículos de emergencias, por vías principales.


Serrano, aspecto desolador.


Castellana. Parecía una gran avenida de una ciudad soviética. Aunque con la niebla que impide ver a larga distancia y los carriles sepultados, no se sabe si esto es una avenida o una gran plaza.


Calles del centro, con bultos de nieve que podían esconder cualquier cosa debajo.


Calle Fuencarral con un panorama idéntico a Cuchilleros, con sus arbolillos partidos.


Callao.

Descendiendo Gran Vía hacia Plaza de España


Plaza de España. Hacia Calle Princesa la ventisca soplaba con más fuerza.


Improvisados quitanieves con vehículos de Parques y Jardines parriba y pabajo por la Gran Vía que, si bien no quitaban la nieve de momento, al menos la compactaban de modo que se caminara mejor.


Un templo egipcio perdido en un desierto blanco.


En las cuestas del Parque del Oeste, al igual que ocurre en la Cuesta de la Vega, crecen muchos árboles inclinados que se han venido abajo.


Cuesta de San Vicente y Puerta de Toledo surgiendo entre la niebla.


Entrando a Casa de Campo


Por efecto de la ventisca, la nieve se acumula también en superficies verticales.


Carretera del Lago.


Tras dejar atrás el lago, ya no hay roderas, así que empiezo a seguir el rastro de un esquiador de fondo, hasta que me lo encuentro en lo alto del primer monte. Entonces abandono su traza y voy nieve a través. Por aquí hay entre 30 y 40 cm. de nieve, y al estar recién caída te hundes del tó.

Iba con unas botas de nieve y una malla interior. Al regresar a casa no me había calado demasiado, pero por si hubiera ocurrido, llevaba unos escarpines de neopreno en la mochila.

 

Avanzo separándome de los árboles, cosa fácil ya que la mayor parte del bosque de la Casa de Campo es adehesado, escuchando cada pocos segundos un nuevo crujido de madera seguido de una rama que se troncha.


Curiosa la forma que adoptan estos pinos jóvenes. Vencidos por el peso de la nieve ahora sus copas son cónicas cuando normalmente son extendidas-redondeadas, tipo pino carrasco o piñonero.


Regreso a la carretera donde hay una ligera rodera por la que caminar sin hundirse tanto. Los almeces y plátanos jóvenes, de hoja caduca, que bordean la carretera no son tan peligrosos. Pero más allá, los pinos están cayendo como moscas por el peso de la nieve.


La M-30, vía rápida peatonal.


Orillas del Manzanares.



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