Conversaciones circulares, en las que:
- Cada contertulio repite insistentemente los mismos argumentos propios cuando le llega el turno de hablar, con independencia de lo que hayan argumentado los demás.
- Los contertulios se van intercambiando argumentos y repitiéndolos como parte de una opinión común, de modo que la opinión que expresó A ahora la expresa C, y la que expresó B ahora la expresa A. No hay discusión, pero tampoco se llega a ningún sitio ni se aporta información nueva. Meros repetidores, ecos.
- Se llega a una solución y, de seguido, a una razón por la que no es viable esa solución. Al cabo de un rato se vuelve a proponer aquella misma solución, y al cabo de otro rato reaparece la razón por la que no era viable. Para gente con memoria de pez.
Y la conversación circular dura hasta que:
- Alguien describe la realidad: estamos hablando en círculos.
- Alguien detiene la ruleta y actúa resolutivamente.
- Alguien dice lo que todos estaban esperando que alguien dijese, y para lo cual todos han ido dando pistas y rodeos sin llegar a decirlo. O alguien toma la responsabilidad de escoger una de las opciones que se barajaban y de las que nadie quería responsabilizarse.
- Alguien se tiene que ir.
- Alguien se levanta y extiende la mano: ¡Ha sido un placer!
- Se pasa a hablar de otra cosa. Sin mayor problema, pues el objetivo de la conversación circular era terapéutico, no resolutivo.
Muy típico de TV donde se persigue machacar con una idea, no enseñar o demostrar nada.
ResponderEliminarBueno, me he reído mucho porque este tipo de situaciones se suelen dar, y se dio en concreto el otro día en mi visita a Chinchón.
ResponderEliminarAl final de la jornada, en la terracita de noche, debatiendo de temas, no se llegaba a ninguna conclusión, y me di cuenta de que allí todo el mundo soltaba sus "paridas" con objetivo terapeútico, pero en el fondo está bien, desbarras un poco, te explayas y al final del día dices: "pues qué bien me lo he pasado".
A mí me parece un tipo de conversación bastante habitual, no sólo en la tele, sino en el día a día: trabajo, amigos, familia, vecinos... No lo pasará mal en este tipo de charlas quienes gusten de la algarabía y el bullicio; en muchas ocasiones, el pretexto es reunirse y lo de hablar para tomar una decisión, resolver un asunto, o exponer una idea, es secundario y en muchas ocasiones, completamente prescindible. En estos casos lo que importa es que cada uno intente soltar su rollo y tomar una posición predominante entre el grupo, y cuando se acabe la mecha, regresar a su casa en el mismo estado que cuando salió para reunirse. XD
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