sábado, 29 de noviembre de 2014

Podemos recuperar la fe en la democracia

Desde que Podemos emergiera como opción política, su presencia mediática no ha hecho sino aumentar, de forma buscada y estudiada, por lo pronto por los propios promotores de la fuerza política, con Pablo Iglesias como cabeza de hidra.
Es interesante escuchar en coloquios pre-fama cómo los principales integrantes explican la importancia de la presencia en televisión de cara a obtener resultados electorales. Eran conscientes de ello y no lo ocultaban, compartían honestamente su conocimiento y estrategia.

Pese al empuje de los contenidos por internet, y hasta el abandono de la televisión, en las generaciones de la era digital, existe aún un fuerte cogollo poblacional que sigue enganchado a la tele, y entre estos sectores están los que más votan tradicionalmente.

Es mejor que hablen de uno, aunque sea mal, a que no hablen. Y esto le ha venido genial a Podemos mientras las malhabladurías eran generalistas, conviertiéndoles más en víctimas que en culpables de algo, haciéndoles crecer mientras en todo tipo de televisiones aparecían ridiculizables señorones y señoronas haciendo su papel de malvados en contra del coletas.

Últimamente no tengo tan claro que las malhabladurías les beneficien de igual forma, cuando ya sí son acusaciones concretas, demostrativas de que ellos también son "casta".

Pero no es de eso de lo que quería hablar, sino de la razón por la cual, unos medios tan acusados de partidistas, en lugar de hacer vacío a una fuerza emergente como Podemos, le siguen el juego y le dan lo que necesita para crecer: presencia y audiencia.
Más allá de su labor informativa, sabemos que los medios, cuando quieren, minimizan o directamente omiten la presencia de una determinada información. Pueden incluso jugar con muchos factores, como el tiempo dedicado o la disolución dentro de un grupo más amplio, para que una determinada información no tenga apenas visibilidad, sin que nadie pueda acusarles de haber faltado a su deber de presentarla.

En una entrevista, preguntado respecto a esto, el Gran Wyomig decía que a Podemos no se le ha hecho ninguna propaganda, sino que simplemente se le ha dado un micrófono, y el aprovechar ese micrófono ha sido mérito suyo, pues ese micrófono también lo tienen los demás.
Es una buena respuesta, pero considero falso que ese micrófono lo pueda tener cualquiera.

Yo tengo una teoría sobre el porqué incluso los grandes partidos están interesados en dar esa visibilidad mediática a Podemos.

Partiendo de que todos son casta, de que todos van a vivir de lo mismo y justificados por lo mismo, no es tan importante para ellos el quedar primeros, segundos o terceros... como el que la simulación de la democracia que justifica su poder se mantenga. Que la gente siga creyendo que los burócratas están ahí por decisión del pueblo, de la mayoría, de mayorías...
¿Qué les puede hacer más daño?: una mayoría que no les elige... a ninguno de ellos.

La abstención se califica a menudo como renunciar a un derecho. Pero no es así. Abstenerse es ejercer ese derecho votando "Ni tú, ni tú, ni tú tampoco. Tú a mí no me mandas".

Sabemos que hay una serie de votos que son fijos; otros ocasionales; y gente que nunca vota. Por ahora estos últimos son minoría.

Pero el grupo de los descontentos que no voten puede incrementarse a raíz del panorama desolador y del desgaste de los dos principales grupos políticos, desembocando en unas elecciones que dejen en evidencia la legitimidad de la fuerza ganadora debido a la escasa participación.

Podemos viene a arreglar este problema, viene a ser el revulsivo social que polariza a la gente, el que despierta al votante desencantado del PPSOE que no pensaba votar en las próximas elecciones.

La publicación y difusión de recientes encuestas con excelentes resultados para Podemos, y que incluso le otorgaban la victora, es otro hecho realmente inaudito.
Anunciar a alguien como ganador significa regalarle automáticamente miles de votos, es otra forma de acercarle a la victoria.
No quiero decir con esto que las encuestas estén manipuladas o que no deban publicarse si esos son los resultados, sino que redundo en el interrogante de por qué incluso los medios que la gente califica de partidistas, propagandistas y manipulados le dan bombo a esto con largos debates, en contra de sus supuestos intereses.
¿Que hablan mal de ellos? ¿Y qué? Darles importancia les beneficia.

Pero de nuevo esto cuadra con mi teoría. Esto va a contribuir a aumentar la participación en las próximas elecciones: tanto de los votantes de Podemos, como de los desencantados de los partidos tradicionales, aquellos que no pensaban ir a votar, pero que ahora, alarmados por toda esta campaña bipolar de triunfalismo y catástrofe, no se quedarán en sus casas sin hacer nada el día de las elecciones viendo lo que se avecina, viendo que los rivales sí van a hacer algo. Quizá algunos no voten al PPSOE, pero votarán, que es lo que cuenta.

Pongámonos en la piel de un partido político: ¿qué prefiere usted, ganar las elecciones del desencanto con un 40% de participación ciudadana, o arriesgarse -llegados a un caso extremo- a quedar segundo o tercero en unas elecciones enfervorizadas de rivalidad con un 85% de participación?

Los partidos grandes no se van a estrellar tan fácilmente, porque tienen por un lado a mucha gente comprada con puestos, subvenciones y negocios fijos, y por otro a quienes tienen la vida resuelta, que no creo que quieran arriesgarse a cambios alocados. Esa gente es una costra de voto fijo. Lo único que quieren los partidos es que la demás gente, la que no se beneficia directamente, aquella cuyo único papel es ser utilizada, también vote y que parezca que la democracia está sana y es representativa.


jueves, 13 de noviembre de 2014

Inconcreción

- Hace años bailaba muy bien.
- ¿Usted?
- No. Mi hijo. Además recuerdo que reía con frecuencia.
- ¿Su hijo?
- No. Yo.
- Parece que no concreta bien al expresarse.
- ¿Quién , yo?
- No: su hijo.