viernes, 22 de noviembre de 2013

La Vía Valentina SO (*)

Hará unos diez años que había bajado por primera - y última- vez del Yelmo, de La Pedriza, por la Vía Valentina SO (ver nota al final). Y es que no fue una bajada planeada, sino accidental. Me puse a destrepar alegremente por la cara sur... y en cierto momento me ví atrapado en una superficie inclinada, con riesgo de resbalar si intentaba recular hacia arriba y con riesgo igualmente de despeñarme si saltaba el pequeño resbalón que tenía más adelante y no lograba adherirme a la superficie de roca inclinada que continuaba tras él. Un paso muy expuesto.

Tras un rato de bloqueo y temor, más cuando a unos metros de mi posición había una argolla para asegurar el descenso, decidí saltar girando en el aire para caer bocaabajo con más superficie de agarre y poder aferrarme a la roca con uñas y dientes. Tras unos rasguños, continué destrepando buscando un camino para bajar, con la suerte de encontrarlo a través de una pequeña diaclasa, que moría cerca de la Torre Valentina. Si no, hubiera tenido que pasar por el bochornoso trance de tener que pedir auxilio.

El otro día volví con A. al Yelmo y quise acercarme de nuevo a ese punto, para valorar el descenso. Una vez ahí, y antes de lanzarme a las bravas a un punto sin retorno como la vez anterior, distinguí tres alternativas posibles:
  1. Una canal a la derecha en la que la roca tenía más irregularidades. A favor tenía la presencia de esas irregularidades para aferrarse y que la zona segura continuaba por ese mismo lateral, y en contra que el resbalón final era más alto.
  2. Una canal central, que fue por la que salté aquella vez. No tenía nada a favor y no iba a volver a bajar por ahí ni de coña.
  3. Otra a la izquierda que si bien era similar a la central, tenía la ventaja de que en la zona inferior, un par de metros más abajo del resbalón, existía un repliegue de roca que serviría de tope para frenar.

De modo que nos dejamos caer por la opción 3.
El siguiente asunto era pasar de esa zona segura aislada a la otra zona segura de la derecha, entre las cuales estaba el pequeño tramo de llambria que tanto me atemorizó. Yo pasé a la carrera, para neutralizar la componente vertical con la inercia horizontal. A. en cambio empezó a pasar muy despacito, confiando en la adherencia de sus botas, y creo que ahí es donde pasé más miedo.

El resto del descenso ya no tenía riesgos importantes: una bajada por una acanaladura con varios bloques al fondo para frenar y posteriormente encaramarse sobre ellos. Un descenso por empotramiento desde lo alto de esos bloques por una diaclasa, y finalmente tras escurrirnos entre un gran bloque y la pared por otra diaclasa, un tercer tramo de diaclasa más, esta vez expuesto y con tamaño de fisura, por la que hay que ir encajando un pie o medio cuerpo a medida que vas descendiendo.

Descendiendo por los lomos del Yelmo
Y estamos frente al resbalón expuesto, con varios toboganes a elegir
Una vez superada la zona expuesta, el resto del descenso es más seguro entre hondas acanaladuras y bloques de freno y refugio
La diaclasa final
Croquis de la bajada por el lomo suroeste
(*) Notas:
La Vía Valentina que estoy viendo en varias entradas de internet difiere de la vía de descenso que realizamos nosotros en algunos puntos. El más llamativo es el tramo inferior, donde la gente en lugar de tomar por la diaclasa, usa un diedro que se aleja de la Torre Valentina hacia la derecha, según la foto superior, para aterrizar cerca de uno de los gendarmes. Ésta parece ser una alternativa, y por eso le he añadido a ésta la coletilla SO (Suroeste)
El punto peligroso se muestra en la foto de arriba rodeado de rojo.


(cómic por Ada)

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Para esto se usan las televisiones públicas

Ante el cierre del Canal 9 valenciano, por no tener ya nada que perder, los ex-trabajadores han decidido tirar de la manta y denunciar el silenciamiento que se les impuso desde arriba para informar del accidente del metro de Valencia.
Para esto sirven las televisiones públicas y canales autonómicos, para filtrar al servicio de quienes los controlan... o para costear estupideces como "Corazón Corazón" o "Ana y los Siete".
Lo mismito que las privadas, diréis. Sí, pero en las privadas esa mierda no la tenemos que pagar entre todos.

En mi opinión sí que debería de haber una televisión pública. Pero sería sólo una y su único cometido consistiría en informar y formar sobre temas que nos afectan como ciudadanos de este país. Exclusivamente. Para el ocio y el escapismo ya está el sector privado, al que le tienen que dar de comer sus espectadores, no la saca común.
En concreto imagino programas dedicados a informar de nuevas leyes o a repasar las ya existentes. A informar y mostrar en qué se está invirtiendo el dinero público, en especial cuando una administración le suelta una cantidad importante de dinero a alguien...
Puede sonar a NODO o a televisión Norcoreana... medio de propaganda. La cuestión, como en todo, está en hacerlo bien: con periodistas, expertos, informadores, profesores y técnicos; sin showmans, sin publicistas, sin artistas, sin payasos, y sin filtros desde el poder, que es lo que ocurre mismamente ahora -hemos visto- sin necesidad de viajar en el tiempo o a un paraíso comunista.

Posiblemente sería una televisión aburridísima para muchos. Y precisamente por eso es necesario que sea pública. Porque emitiría informaciones necesarias que nadie más podría emitir, visto que los contenidos útiles no son negocio, como sí lo son la telebasura y el circo evasivo, los opiáceos.